23 de marzo de 2010

TEXTO FINAL TROZOS Y DESTROZOS

Trozos y destrozos
Versión libre de fragmentos de las obras “Morir o no morir” de Sergie Belbel y “Tráfico pesado” de Fernando Peñuela
Dirección dramatúrgica: Víctor Hugo Enríquez Lenis






ESCENAS


1. Amalia no quiere pollo.
2. La llegada de Alexander
3. El paradero
4. El baño de Emily
5. Amalia se atraganta
6. Cena de cumpleaños
7. La maleta se abre
8. Sueños con asesina
9. Emilio y Rita se despiden
10. El amor








1. Amalia no quiere pollo.
(Se ilumina la escena, vemos una estructura que asemeja un mesón de cocina con todos sus utensilios, al lado vemos una mesa de madera con dos asientos a modo de comedor. Entra a la escena el personaje de AMALIA, lleva puestos unos walkman baila al ritmo de la música. Un rock pesado, baila alrededor del comedor. Al fondo se escucha una voz en OFF que dice “AMALIA”, es Emily, la madre de la niña. AMALIA, al escuchar la voz de la madre se recompone de manera nerviosa y se sienta al comedor. Entra la madre, Emily quien se presenta componiendo las tirantas del uniforme de la niña, va hacia el mesón y prepara una comida para su hija, misteriosamente coge un frasco de vidrio y le aplica 2 gotas de este frasco al plato de comida de su hija. Se dirige hacia la mesa y pone el plato en la misma y espera a que su hija coma, la niña hace un gesto de rechazo y juega con la comida, la madre disgustada le quita los auriculares.)
AMALIA
“Y… ¿esto qué es?”
EMILY
Pollo
AMALIA
Ahh…
EMILY
(Cogiéndola del cabello) ¿Y qué significa ese ah…?
AMALIA
Nada

EMILY
(Acercándole la cabeza al plato) Come.
AMALIA
(Resistiéndose) No tengo hambre.
EMILY
Son las nueve de la noche ¡Come! (la madre la suelta agresivamente)
AMALIA
¡No tengo hambre! (adopta otra postura en la silla)
EMILY
¡Niña! Siéntate como Dios manda (La niña sube las piernas encima de la mesa)
EMILY
¿No me has oído? ¡Que te sientes como Dios manda, he dicho! (la niña la ignora) ¿Se sienta así una persona normal a la mesa? (hacia el público) ¡No! Así no se sienta, te lo he repetido mil veces… esos codos fuera de la mesa ¿No entiendes cuando te hablo o qué? Brazos paralelos, sin cruzar las piernas bajo la mesa, es de mala educación. Tienes la espalda torcida como una puta tullida. ¡Hombros abajo! ¿Niña, no te enseñan eso en la escuela? (Mientras Emily va hablando va a acomodando la postura de la niña)
AMALIA
¿Puedo decir una cosa?
EMILY
¿Qué?
AMALIA
Estoy incómoda.

EMILY
Pues te aguantas…… ¿De verdad no les enseñan cómo comportarse en la mesa?
AMALIA
No, nos enseñan otras cosas.
EMILY
Pues nada de lo que les enseñan sirve para nada, mañana mismo te cambio de colegio.
AMALIA
(Reprochando) Pero mamá….
EMILY
Esa es otra de tus manías, el parloteo. En la mesa no se habla, si hubieras conocido a tu padre, el si sabía estar en la mesa, saludar, decir la palabra justa en el momento justo, esas eran las enseñanzas de tu padre…… la herencia, niña eso era lo que antes se heredaba, una educación rígida y severa….no como ahora, que tengo que repetirte las cosas mil veces para que hagas caso (La madre hace todo su monólogo sobre cómo comportarse en la mesa, mientras tanto la niña se ha vuelto a colocar los audífonos. Se escucha la música rock, la madre habla sin parar, como un títere, pero no se le escucha nada, la niña se entretiene escuchando la música, de pronto la madre se percata de que la hija no la está escuchando y se dirige a quitarle por segunda vez los auriculares de las orejas)
EMILY
¿Todavía no comes?
AMALIA
No

EMILY
¿Por qué?
AMALIA
¡Porque te estoy escuchando!
EMILY
Uno come y escucha al mismo tiempo.
AMALIA
En la mesa no se habla.
EMILY
(Muy alterada) ¡Cuando se come no se habla!

AMALIA
¿Y tú no vas a comer?
EMILY
Sabes perfectamente que no como de noche.
AMALIA
Yo tampoco. (La niña se levanta de la mesa y la madre la sienta de un solo empujón)
EMILY
(Amenazante) ¡No te burles de mí que se me sube la rabia a la cabeza y puedo ser peligrosa!.... cariño…. (Metiéndole poco a poco la cabeza al plato) ¿No ves lo provocativo que está el pollo?
AMALIA
(Con la cabeza dentro del plato) Sí…
EMILY
(Soltándole la cabeza) Hora y media preparándote la salsa, porque sé que todo te gusta con salsa, es pollo lo deshuesé especialmente para ti (coge una cucharada y se la ofrece a la niña)
AMALIA
¿Eso es pollo?
EMILY
¿Por qué? ¿No parece?

AMALIA
Debe ser por el vómito color diarrea en que lo sumergiste.
EMILY
(Alterada) ¿Cómo?
AMALIA
Nada.
EMILY
¿Sabes que hubiera hecho tu padre si estuviera aquí? Te hubiera volteado el mascadero.
AMALIA
(Emite un sonido de burla)
EMILY
Ah… ¿Te burlas? ¿Te burlas de los muertos?
(La madre la parada de la silla halándola del cabello y la tumba al piso)

2.La llegada de Alexander
(Un hombre joven llega portando un pequeño maletín frente al portal de una casa de Emily.. Toca la puerta)
EMILY
¿Quién está allí?
ALEXANDER
Soy yo señora.
EMILY
¡No sé quién es usted!
ALEXANDER
Soy yo, señora Emily, vengo por lo de la habitación.
EMILY
Me imagino que viene recomendado por la agencia.
ALEXANDER
¿La agencia?... Sí claro, por la agencia (Ríe).
EMILY
¿Llega usted solo? (El joven no responde) Oiga… ¿No me escucha? ¡He preguntado si viene solo!
ALEXANDER
Solo… (Ríe) Sí señora, solo…
(Música misteriosa. Él entra con su maleta y observa la casa. AMALIA permanece silenciosa observándolo; su actitud rebelde ha cambiado y ahora se muestra introvertida y sus movimientos son algo lentos).
EMILY
Entonces me imagino que usted es estudiante como pedí en las indicaciones.
ALEXANDER
¿Estudiante? Sí, estudiante.
EMILY
¿Me permite su carné?
ALEXANDER
Bueno, soy estudiante pero aún no lo tengo porque… no nos han dado el carné...
EMILY
Bueno, no importa. Otro documento cualquiera donde certifique que usted...
ALEXANDER
(Pasándole los papeles a la dama). Sí, la carta de la agencia y mis documentos de identificación. (Ríe). La mujer observa los documentos. Le da una ojeada al joven por el visillo. Le devuelve los papeles. Luego sigue hacia la cocina)
EMILY
¿Y bien?

ALEXANDER
(Con timidez)... Lo de la habitación.
(Ella lo invita a continuar; al caminar Amalia se interpone en su camino…él se siente extrañamente ansioso)
EMILY
¿Qué le pasa joven? ¿Tiene algún problema?
ALEXANDER
No, no. Es decir, sí... (Alexander la sigue)
EMILY
¡AGG! Quítese sus zapatos. (Alexander se sorprende)... ¡No me entendió…que se quite sus zapatos!
(El joven confundido lo hace. Ella lo observa en detalle, luego le extiende una bolsa plástica para guardar los zapatos. Él rezonga).
EMILY
(Lanza un monólogo simultáneo al de Alexander)¡Nadie entiende exactamente! Hay que cambiarse la ropa cada día después de lavarse muy bien todas las partes, para estar limpio y tener una buena apariencia, lucir decente. ¿Cómo hago para que me comprenda joven? Y usted con esa ridícula bolsa.
ALEXANDER
(También hace su monólogo)
Tiene razón, yo también pienso lo mismo. Estoy acostumbrado como toda la gente a bañarme muy bien todos los días, a cepillarme los dientes después de cada comida, a tener las uñas limpias, cambiarme a diario de ropa y todo lo demás como la gente decente. Soy una persona pulcra, le aseguro. Eso fue algo que siempre me inculcó mi madre. Tan sólo entienda que en dos, tres o cuatro días a más tardar me estarán enviando todo mi equipaje, todo...
EMILY
…No soporto el polvo. Si hay una cosa que no soporto es el polvo. Francamente. ¡Yo soy aséptica!
ALEXANDER
(Extiende su mano). ¡Alexander!
EMILY
(Continuando sin prestarle mucha atención) Esta es la cocina. Y hacia acá es el patio.
ALEXANDER
¡Uy! ¡Qué patio tan grande! ¿Hay perros?
(Amalia parece alegrarse)
EMILY
Me deshice del último…No puede haber perros en esta casa... ¿Y qué es lo que piensa estudiar? (Amalia se entristece)
ALEXANDER
Antropología.
EMILY
(Seca). ¡Interesante! ¿Cuánto tiempo piensa vivir aquí?

ALEXANDER
(Dudando). En tiempo... unos cuantos meses.
EMILY
¿Pero cuánto son esos meses?
ALEXANDER
Bueno.., pueden ser cuatro... de pronto seis o siete... es decir... y usted sabe, todo es tan relativo...
EMILY
(Desconcertada). ¡No me habla de relativos! cinco seis o siete meses…Estoy preguntando, cuántos meses piensa tomar la habitación. ¿No comprende?
ALEXANDER
(Intimidado). Siete …sí siete (En tono bajo para sí)…
EMILY
Siete meses. (Continúan el recorrido)...
EMILY
Este es el baño.
ALEXANDER
Tiene tina y entra mucha luz.
EMILY
Tenemos que compartirlo.
ALEXANDER
Por mi no hay ningún problema
EMILY
Tendrá que orinar sentado…Esta e mi habitación, ¡Privada! ¿Me entiende? ¡Pri-va-da!
ALEXANDER
Yo soy muy respetuoso.
EMILY
(Abre la puerta de otro cuarto). Y esta sería su habitación. (Abre la ventana). Tiene mucha luz, aire, limpieza....
ALEXANDER
(Emocionado). ¡Estupendo! ¿Quién puede pedir algo mejor? El sol entra por allí, no es cierto? Esto era lo que yo buscaba... Aquí podría poner mis libros... (Ella parada en la puerta repite en un tono más bajo algo de lo que el joven va diciendo). En este lugar mi escritorio queda muy bien. Este ángulo es preciso para la mesita de noche, con mi radio que es pequeñito y el reloj despertador. Acá una lamparita y la foto de mi madre, sí. Allá el canasto de la ropa sucia y allí la limpia, claro. Y este espacio para mi camita, sí, mi camita... (Encuentra un portarretrato). Esta joven de la fotografía …¿es usted?
EMILY
Esto es lo único que tiene para vivir.
ALEXANDER
Sí por el momento, pero en uno o dos días me mandan el chivo…

EMILY
¡Un chivo! ¡Cómo se le ocurre si le he dicho que no soporto el polvo! (Él ríe).
ALEXANDER
Y la niña de la foto… ¿es usted?
EMILY
(Sorprendida). Es mi hija.
ALEXANDER
Es muy linda (algo insinuante)… Se parece a usted…
EMILY
Es una gran habitación por trescientos cinco mil pesos mensuales.
ALEXANDER
¿Qué? (ella repite) es una habitación amplia con luz, espacio para mis libros y todo lo demás, pero yo no puedo pagar esa suma por la habitación
EMILY
Doscientos cincuenta mil… (Él avanza un poco más). ¡Doscientos mil pesos! Con alimentación…
ALEXANDER
(Se da vuelta)... ¿Con alimentación? Me parece muy bien.
EMILY
Hablando la gente se entiende. Bienvenido a casa…
(Emily sale de la casa. Música misteriosa. Alexander abre su maleta y la observa detenidamente. Luego sale a su habitación. Emily se pone un chal, guantes plásticos y saca la basura. Sale al callejón y deposita dos bolsas, bota los guantes. Suena lluvia. Sale)

3.El paradero
(Emily ha salido a botar la basura y empieza a llover. Se cruza con Emilio, quien luego de sacudir su chaqueta saca una carta de uno de los bolsillos del saco. Entra una música melancólica, Emilio lee la carta que le produce gran impacto y lo hace llorar. Entra Rita llorando y el se calla, ella no se percata de su presencia y llora angustiada. Cuando decide seguir su camino se cruza con él, se asusta e hiperventila. Usa su cartera como una bolsa de papel para ayudarse. Se recompone)
RITA
Buenas noches señor.
EMILIO
Buenas noches, señora.
RITA
Y ahora no pasa nada por aquí.
EMILIO
(Ríe y se acerca a ella). En este lugar y a estas horas el transporte se pone muy difícil.
RITA
¿CÓMO?
(Toma una posición de protección con la cartera, lista a atacar)
EMILIO
. . ¿Qué le pasa señora?
RITA
¿Qué le pasa a usted?
EMILIO
A mi no me pasa nada...
RITA
(Enfática). Déjeme tranquila, no se me acerque…déjeme en paz (lo golpea con la cartera)
EMILIO
Tranquilícese señora…cálmese (Emilio se hace a un lado y se queja por el fuerte golpe recibido)
RITA
Discúlpeme señor, lo que pasa es que uno aquí no sabe con quien se puede encontrar. (Intenta tocarlo para disculparse. El se queja) Está como lloviendo.
EMILIO
Está diluviando, señora
RITA
Ah sí, tiene razón. Que tonta soy, ya ni sé lo que digo... Con tanta cosa uno se confunde...
EMILIO
Si. (Mirándola de arriba abajo) La comprendo perfectamente.
RITA
Pero no vaya a creer que yo... Bueno, no sé lo que usted estará pensando de mí, viéndome aquí... Claro, yo entiendo que... una mujer como yo, sola, a estas horas y en un lugar como este... es decir, no se vaya a imaginar... ¿Cómo le puedo explicar señor? ¿Usted no entiende? La vida desgraciadamente a veces...
EMILIO
(Simultáneamente sobre el anterior texto de la mujer)... Tranquila señora, le aseguro que no estoy pensando nada. De ninguna manera se vaya a imaginar que yo... Es decir, por mí no se preocupe... No, no, usted no tiene nada que explicarme... Claro, yo entiendo que a veces todos tenemos... Bueno, si... la vida desgraciadamente no siempre es como uno quisiera que fuera.... yo no la juzgo…
(Los dos se miran y percatan que se tomaron las manos y rápidamente se sueltan. ríen con nerviosismo. Quedan luego en silencio. Miran a lado y lado)
EMILIO
(Quebrando el silencio)...¿ Y como qué horas serán?
RITA
(Mira su muñeca y luego busca el reloj en la cartera).
EMILIO
(Constatando en su reloj).¿Las diez y media ya?

RITA
¿Cómo? ¿Las diez y media? ¡No puede ser, Dios mío! (Desesperada empieza a moverse de un lado a otro en el lugar). Y por aquí no pasa nada ni se ve un alma. Y este sector es como...
EMILIO
¿Peligroso? Eso dicen, sobre todo a estas horas, porque aquí siempre llueve igual y algo pasa finalmente. Pero hoy no pasa nada (Dirigiéndose a ella). Usted ha escuchado algo?
RITA
No
EMILIO
Yo tampoco. Todo es culpa de la municipalidad…
(Simultáneamente sobre el anterior texto de ella). Lo que pasa es que esta desorganización ya no tiene límite señora. Esto es una locura, ¿quién entiende? Uno jamás se entera de nada. Les da por cambiar las rutas del tráfico o hacer unos arreglos que... ¡Es el colmo! ¡No hay respeto por el ciudadano! La gente nunca sabe qué es lo que pasa en esta ciudad. (Se calla ante la última pregunta de la mujer sin saber qué responder)... No sé... Por acá no pasa nada y... Yo creo que lo mejor es irme caminado a otro lado... Ahora, si usted quiere... (La invita a acompañarlo).
RITA
(Desesperada). ¿Y ahora qué voy a hacer? ¿Cómo puede ser posible? ¿Por qué me tenía que pasar esto a mí? ¡Maldita sea! ¡Miserable!... ¿Cómo voy a hacer para llegar a mi casa? Juanito y María Paula están solos, ¿me entiende? Y ese desgraciado quién sabe para dónde habrá agarrado... Y entonces ¿qué vamos a hacer señor? Dígame ¿qué voy a hacer yo?
EMILIO
¡¡NO SÉ!! Yo creo que lo mejor es irme caminado a otro lado... Ahora, si usted quiere... (La invita a acompañarlo).
RITA
Pero, cómo me voy a ir con usted si no lo conozco y...
EMILIO
CONOZCÁMONOS…mucho gusto, Emilio.
RITA
(Lo ignora. él sale, ella tratando de detenerlo).
Señor, espere, no me deje aquí sola (En medio de su desespero recoge la cartera tirada en la esquina del paradero). ¡Un momento señor! ¡Su maleta!... (Emilio se detiene y da vuelta). Olvidó su maleta...
EMILIO
¿Cómo? (Emilio regresa lentamente al paradero. Con mucho recelo se acerca a Rita).
RITA
Le suplico que no me vaya a dejar aquí sola en este lugar tan... peligroso. Y usted sabe una mujer está expuesta a cualquier tipo de barbaridades y usted me ha parecido una persona muy respetuosa. ¡Todo esto me pasa es por bruta!
EMILIO
Tiene razón señora.
RITA
¿Cómo? ¿Qué está diciendo de mi? (Se da vuelta fijando su atención en la cartera).
EMILIO
Yo no he dicho nada señora... (Se adelanta tratando de distraer la atención de ella). O sí, está como dejando de llover… un poco...
EMILIO
La maleta. (Ella le entrega la maleta y él se aleja con duda)
EMILIO
¡SANGRE!

4. El baño de Emily

(Emily se baña mientras su cuerpo se transparenta por la cortina. Tararea una canción melancólica. Alexander sale en toalla con el pecho descubierto y descalzo.
El joven abre la ventana y mira al exterior. Emily en su dormitorio tararea una melodía. Alexander sale vistiendo una bata de baño y pantuflas, lleva una toalla y el cepillo de dientes en su boca. Va hacia el cuarto de baño pero se detiene escuchando la melodía que Sin poder vencer la curiosidad se acerca cautelosamente hasta la puerta del cuarto. . Lo asusta la aparición súbita de AMALIA tras la cortina. Pega un grito)
EMILY
¿Qué es ésto?
ALEXANDER
Doña Emily... Excúseme. Yo sólo … es decir me disponía...
EMILY
¡No! Esto no puede ser Alex!
ALEXANDER
Claro que no. Pero yo no quería...
EMILY
Se supone que es muy temprano.

ALEXANDER
Sí pero hoy tenía que levantarme antes porque...
EMILY
¡No Alex! Cómo es posible que tú...
ALEXANDER
(Angustiado). ¡Doña Emily discúlpeme, yo no pretendía!... Si quiere siga usted primero... Yo puedo esperar... (Recrimina su torpeza. Luego encuentra un pequeño pañuelo que se le ha caído a Emily, lo huele profundamente y entra a la ducha)




5. Amalia se atraganta
AMALIA
(Tirada en el piso) ¿Puedo hacer una pregunta? (Alzando la mano para pedir la palabra)
EMILY
No… Sí…
AMALIA
¿Mis abuelos querían tanto a mi padre como tú?
EMILY
¿Qué?
AMALIA
Mis abuelos
EMILY
¿Qué?
AMALIA
Que si querían tanto a mi padre como tú, que si hablan de él todo el santo día…
EMILY
Todo el mundo habla de los muertos cada día desde que se mueren…
AMALIA
Entonces cuando tú te mueras ¿No pararé de hablar de ti?
EMILY
¿Se puede saber por qué piensas ahora en esas cosas?
AMALIA
No lo sé…Mamá…
EMILY
¿¡Qué!?
AMALIA
Si me cambias de colegio nunca hablaré de ti.
EMILY
¿A qué viene eso ahora? No te cambiaré de colegio, claro que si te gusta tanto ese colegio, ¡Mala señal! ¡Muy mala señal! Porque no es normal que a los niños les guste tanto el colegio, seguro que si te gusta es porque alguien está ejerciendo malas influencias sobre ti, y las malas influencias son lo peor mi niña, porque te conviertes en una perdida, una irresponsable, una viciosa, en una mala persona y entonces haces una tontería y cuando te das cuenta es demasiado tarde (le coge la entrepierna a Amalia)…. Ah, ¡no me hagas hablar de eso!, mira que me pongo a temblar con la sola idea de q a ti pudiera pasarte…
AMALIA
¿Qué? ¿Lo que te pasó a ti?
EMILY
¿A mí? ¿Qué dices? ¿Quién te ha hablado de mí? ¿¡Quién te ha hablado de mí!? (Emily se enfurece)
AMALIA
(Temerosa) La tía
EMILY
¡La mataré!
(La hija y la madre protagonizan una batalla campal en la cocina, la niña corre por todos lados mientras la madre la persigue)
EMILY
¿Quieres comer de una cochina vez?
AMALIA
No quiero.
EMILY
Mira que no quiero pegarte, a tú padre no le gustaba que yo te pegara…
AMALIA
¿Qué padre?

EMILY
¡¡¡Pues el tuyo!!! ¿Quién más va a ser?
AMALIA
Yo que voy a saber.
EMILY
¡Basta! (golpea a Amalia en el estómago)
AMALIA
Mamá…
EMILY
¡Qué!
AMALIA
¿Me juras que si como te callarás?
EMILY
En esta casa no jura ni se perjura, jurar es grosero, jurar es…
AMALIA
¡Cállate! ¡Cállate! Y júrame que si como te callarás de una PUTA vez.
EMILY
Lo prometo. (Amalia se sienta a la mesa y empieza a meterse la comida a la boca con las manos) ¿Qué haces? ¿Qué es esa grosería?
AMALIA
Yo soy un monstruo mamá.
EMILY
No, tú no eres ningún monstruo, hagamos las paces, ve al baño y escupe todo eso.
AMALIA
No, ya me lo como todo, todo.
(La niña intenta tragar pero se atranca con la cantidad de comida que se ha introducido a la boca)
EMILY
¡Pero que esta cochinada! ¿Ahora también piensas vomitar en la mesa? ¡Deja ya de molestar!
(La niña se ha empezado a ahogar y la madre de pronto cae en cuenta de la situación, se dispone a pedir ayuda. La niña muere en los brazos de la madre.)
EMILY
¡Auxilio! ¡Alguien que me ayude!

(En ese momento toca a la puerta Alexander. Pareciera que el mundo se hubiera detenido por unos segundos. Emily sentada en el piso como la Virgen de la Pietá, pero sola…ya AMALIA se encuentra observándola )

6. Cena de Cumpleaños
(AMALIA ha caído muerta por la asfixia que le produjo el hueso del pollo. Emily llora. Se oscurece)
ALEXANDER
¡Emily!...(La encuentra a ella tirada en el piso) Emily…¿qué le pasa?
EMILY
Nada, no me pasa nada… Te has tardado un poco.

ALEXANDER
El transporte estaba complicadísimo.
EMILY
¿Has comprado el té?
ALEXANDER
Eh... bueno, es decir, conseguí todo menos el té
ALEXANDER
Esto huele delicioso doña Emily. Se ve que va a ser una cena espectacular.
EMILY
¿Te parece Alex? (Ríe). Apenas estoy preparando los ingredientes. (Ríe y desde la cocina se asoma al comedor).
¡Ah! Veo que has estado de compras para tu cumpleaños. (Se acerca a él). Esa boina te queda muy bien. Además controla ese pelo rebelde que tienes. (Los dos ríen. Alexander tímidamente)
EMILY
Trajiste la sal…ponla aquí
ALEXANDER
Donde… esas moscas…, ves esas moscas negras?... Tú has sacado las bolsas de la basura?...en el mesón hay un papel que dice exactamente cuales son los días que hay que sacar la basura…¿la sacaste?
ALEXANDER
(Desconcertado)... Sí... esta semana
ALEXANDER
(Intimidado)... Bueno, tal vez lo olvidé
EMILY
No se te puede olvidar…hay que sacar….
ALEXANDER
Emily…a cualquier se le puede olvidar…te prometo que no volveré a olvidarlo…(se acerca y le da un beso fraternal (Inquieto, mira de un lado a otro hacia el salón) además en esta casa están pasando cosas raras…
EMILY
(Lo mira intrigada). ¿Qué cosas?
ALEXANDER
No....en realidad no es nada... Bobadas... cosas que me pasan a mi…
Bueno, no puedo quedarme aquí viéndola cocinar... podemos cocinar juntos…
EMILY
¿Tú sabes cocinar Alex?
ALEXANDER
Bueno no....Yo... no sé por qué lo dije…pero te puedo ayudar...(ELLA LE DA UN PLATO)
EMILY
Está bien (le pasa un plato) Ponle sal y pimienta.

ALEXANDER
En qué proporción
EMILY
En la justa proporción.
ALEXANDER
Usted cocina tan exacto…sabe me recuerda a mi madre…ella lo hacia con tanto amor…
EMILY
(Lo mira y lo toma del rostro). eres tan sentimental... Pero no hay que estar triste por los muertos. (PICAN Y MEZCAN SIMULTANEAMENTE LOS ALIMENTOS DE SUS PLATOS)
EMILY
Y ahora…lo esencial….
ALEXANDER
El pollo.
EMILY (Y AMALIA)
¡¡¡¡No!!!! (Pausa siniestra) ¡Carne! Préstame un cuchillo…
ALEXANDER
(Él busca y saca uno. La sorprende) ¡¿Cuál de estos quiere que la corte?!
EMILY
(Grita aterrorizada) ¡Quieto Alex! ¡No hagas eso por favor! Por qué? ¡No lo vayas a hacer! (Alexander queda paralizado ante los gritos de la señora. Ella cae en cuenta del malentendido)... Oh Alexander. Excúsame pero es que... No hagas eso nunca Alex. (Se ríe con nerviosismo)... Nunca... (Toma uno de los cuchillos). Es que no quisiera tener uno de estos dentro de la mía. (Ríe con exageración. Alexander apenas se sonríe sin comprender muy bien el comentario). Era sólo un chiste Alex . QUEDA SERIA IPSO FACTO
ALEXANDER
(También riendo). Sí, un chiste...
EMILY
Préstame ahora un aceite de olivas. Búscalo en el estante.
ALEXANDER
(Abre la puerta de un estante). ¡Qué cantidad de aceites doña Emily! ¡ Aceite natural, animal, vegetal, aceite de ajonjolí, de hígado de bacalao, aceite de tiburón, increíble!
EMILY
Tiene una etiqueta brillante.
ALEXANDER
Y aquí... (Toma un frasco extraño que le llama la atención). Este debe ser su aceite especial. (Se lo enseña a Emily).
EMILY
(Grita aterrorizada al ver al joven con el frasco en sus manos). ¡Alex! ¿Qué es esto? (Alexander queda paralizado). De dónde lo sacaste….? Largo de mi casa…
ALEXANDER
...No sé, usted me dijo que... devolviéndose…¿y la comida?
EMILY
(Descompuesta y fuera de sí). ¡Yo no he dicho nada!...(Arregla las cosas…de pronto encuentra el walkman de AMALIA…llora…toma un cuchillo y destruye la cocina, luego intenta cortarse la muñeca… tira cosas por fuera de la cocina… queda tirada mientras la sombra de AMALIA la acompaña…el rock pesado continua en el walkman)
6. La maleta se abre

EMILIO
¡SANGRE!
RITA
¿Qué le pasó señor?
EMILIO
Nada, como que me corté…un rasponcito no más…nada grave,
RITA
(Señalando la cartera)... Entonces no es...
EMILIO
(Simulando)¿Qué cosa?
RITA
Su maleta.
EMILIO
¡Ah sí!... No. no... Es decir... (Intempestivamente toma a la mujer por un brazo). ¡Yo creo que lo mejor es que nos vayamos de aquí inmediatamente!
RITA
Tranquilo, no tiene nada que explicarme.
EMILIO
Sí, porque de pronto usted va a pensar que yo pensaba quedarme...
RITA
¿No le parece muy raro?
EMILIO
¿Qué cosa?


RITA
La maleta…mire, es una maleta muy fina y como en buen estado. ¿Quién habrá podido dejarla en un lugar como este? ¿Usted no ha visto nada?
EMILIO
¡No! ¡Le aseguro que yo no he visto a nadie por aquí!
EMILIO
Esto es algo muy raro señora. Yo mejor me voy. (Emprende su marcha).
RITA
(Gritando histérica). ¡Un momento señor, no se vaya! ¡No sea tan miserable! (Recoge la cartera y va hacia él. Emilio asustado se vuelve). ¡Cómo me va a dejar aquí sola con ésto! ¡Además usted es el culpable y ya nos vieron!
EMILIO
¡No grite señora! ¡Cállese por favor! Alguien puede pensar que yo...
RITA
¡No me importa lo que puedan pensar! Pero usted tiene que responder por ésto! (Le acomoda la cartera).
EMILIO
Pero si yo sólo estaba aquí esperando el bus y...
RITA
(Enfática). ¡Los dos estábamos aquí esperando bus¡
EMILIO
Bueno sí…¿ y qué podemos hacer?
RITA
Pues abrirla a ver que nos encontramos dentro. (Le pasa la maleta. Él se acerca)
EMILIO
¿Usted cree?... Pero esto es muy raro.
RITA
Sí claro, pero... por aquí no se ve a nadie y... al fin y al cabo nada se pierde.
EMILIO
(Indeciso pero también picado por la curiosidad le pasa la cartera a Rita)... Está bien, entonces ábrala usted. (Se pasan la cartera el uno al otro)
RITA
¡No señor, usted llegó aquí primero!
EMILIO
Sí, pero usted fue la primera que vio la cartera.
RITA
Usted ya la había visto porque estaba detrás suyo cuando yo llegué aquí.
EMILIO
¡No sea mentirosa! ¿Yo cómo iba a saber?
RITA
¡Yo no sé! ¡Pero... además usted es el hombre!

EMILIO
(Queda con la cartera y vuelve a intentar abrirla con afán). Eso es lo de menos ahora señora. ¡Pero por favor, no se ponga nerviosa!
EMILIO
(Sin lograr abrirla). ¿Se da cuenta? Esta es una cartera de mujer y… este puto broche está trabado.
RITA
(Le quita la cartera para intentar abrirla). Todos los hombres son inútiles cuando se les necesita de verdad. (Sin poder abrirla)... Sí, está como trabada. (Palpa la cadera). Pero aquí hay algo. ¡Maldita sea!... Vigile. Mire bien que no venga nadie. (Se quita un zapato y con el tacón golpea desesperada los cierres de la cartera).
EMILIO
(Mirando a uno y otro lado percibe una luz que se enciende tras la ventana de un edificio próximo). ¡Quieta! ¡No se mueva! (Rita se detiene atemorizada). Encendieron una luz en ese edificio a la derecha, como en el tercer piso...
RITA
¿Y ahora qué hago?
EMILIO
Calma. Levántese despacio sin llamar la atención.
(Rita se pone su zapato y empieza a incorporarse. Súbitamente arroja la cadera y va a una esquina del paradero)
EMILIO
(Recoge la cadera y se la entrega). ¡No la deje caer, no sea bruta!
RITA
¡No me trate así señor! ¡No me trate así que usted apenas me conoce!
EMILIO
Nos estaban observando. (Le besa la mano)
RITA
La vida es muy rara, ¿no?... (Vuelve a quitarse el zapato para intentar abrir a golpes la cartera). Qué carajo, ésto tiene que abrir de alguna manera.
EMILIO
(Se le arroja deteniéndola y le arrebata la cartera). ¡Ahora no señora! ¿No se da cuenta que nos están observando?... Y ese carro que se detuvo... Yo creo que nos metimos en la grande.
RITA
Quién sabe... De pronto nos la ganamos, la grande. (Ríe).
EMILIO
No me hace gracia el chiste señora... ¿Y ahora qué hacemos?
RITA
(Decidida se le acerca tratando de arrebatarle la cartera). ¡Pues salir de dudas! ¡No vamos a ser tan inútiles que no podamos abrir una cartera!
EMILIO
(Rechazándola). ¡Por favor señora, cálmese! ¡Esto hay que tomarlo con calma! ¿No se da cuenta?... Mire con disimulo a ver si la luz allá arriba aún está encendida. (Rita se voltea).

EMILIO
(Tomándola del brazo). ¡Le dije con disimulo! ¿No entiende?
RITA
(Molesta). ¡Tranquilícese usted señor!... Francamente su actitud sí es sospechosa.
EMILIO
¿Le parece?
RITA
Claro. Usted está- como siempre dice David, mi marido- paranoico.
EMILIO
(Luego de mirar hacia la ventana). Apagaron la luz... Bueno, lo mejor ahora es hacer de cuenta que no ha pasado nada. Porque en realidad aquí no ha pasado nada, ¿cierto? Nosotros no tenemos nada que ver con ningún asunto raro. Entonces dejamos esta cartera tal y como estaba y desaparecemos del lugar. (Deja la cartera en el lugar inicial y emprende su marcha).
RITA
(Toma la cadera y trata de persuadir a Emilio). ¿Está loco señor? Cómo vamos a dejar esto así sólo por unas suposiciones… ¡No! (Intenta abrirla).
EMILIO
(Angustiado se devuelve y trata de quitarle la cadera que ella retiene). ¡Suéltela, carajo! (Forcejean).
RITA
Ni siquiera sabemos lo que tiene adentro.
EMILIO
¡No sea loca señora!
(En el forcejeo la cartera se abre, los dos quedan paralizados ante lo que ven en su interior)
8. Sueños con asesina 1
(Emilio se dirige hacia un extremo de la calle y de pronto ve la figura de un personaje que entra la a escena. Es la Asesina: lleva consigo una cajita que pone en el suelo mientras Emilio pone la maleta en el suelo y se dispone a retirarse por el otro extremo de la calle).
ASESINA
¡Arrodíllese!
(Emilio obedece. La Asesina abre la caja y saca una venda negra, se dirige hacia Emilio y le tapa la boca.)
ASESINA
No se ponga nervioso, no le haré daño….Por ahora… Es… sólo unos minutos, una muerte tranquila comparada con otras… (La asesina vuelve hacia la caja y saca un par de guantes negros, empieza a colocárselos) ¿Sabe? Usualmente no acostumbro a hablar con las personas a quien debo… más bien no hablo, no les doy tiempo, nada de tiempo, lo que pasa es que usted me ha parecido tan… (Emilio se levanta del suelo e intenta gritar, la Asesina lo mira y se ríe de él, luego le hace un gesto indicándole que vuelva al piso. Emilio se arrodilla de nuevo)
ASESINA
(Agarrando a Emilio de la camisa y levantándolo del suelo) ¡Hace dos horas que le estoy esperando! Incluso, llegué a pensar que no iba a venir…¡ Y me he quedado aquí como una tonta! (lo tira al suelo) y me fui… poniendo… algo … nerviosa ¿entiende? (La Asesina se dirige hacia la caja y saca un par de cuchillos) Mire, yo no soy ninguna sádica, por naturaleza no lo soy, es más nunca lo ha sido pero estas dos horas me las tengo que cobrar….

8. Sueños con asesina (2)

(La Asesina entra con Rita quien se encuentra con los ojos vendados)
ASESINA
No se ponga nerviosa, no le haré daño….Por ahora… Es… sólo unos minutos, una muerte tranquila comparada con otras… ¿Sabe? Usualmente no acostumbro a hablar con las personas a quien debo… más bien no hablo, no les doy tiempo, nada de tiempo, lo que pasa es que usted me ha parecido tan…(la lame)
RITA
¿Usted tiene familia? Usted tiene familia. Si tiene familia piense por unos instantes en ellos. Piense en sus hijos, sus hijas, su marido, su cama, su casa, su perro, sus vecinos. Seguro que no tiene idea de que es usted. Imagine que hablo con ellos y les digo lo que es usted: una asesina, una torturadora que mata a cualquiera por cuatro miserables pesos. Imagine la cara de su hija, la pequeña; cuando vaya por la calle caminando y todos la señalen y le digan: ¡miren, miren bien! Allí va la hija de la asesina del barrio, de la gran puta. Se que también tiene un marido, seguro que es un hombre dócil, amable, sensible, encantador; y no conoce al monstruo que vive en su interior y que duerme con él cada noche. A usted la cogerán, a usted la atraparan, ¡mire, mire las caras de todos, mire la cara de su hija, la cara de odio y de asco cuando la estén acusando a usted por haberme matado a mí y a otros antes que yo.
(Rita toma una caja y se da la a la asesina para que ponga en ella sus armas)

Míreme a los ojos ¡míreme a los ojos! Yo no voy a morir. ¿No se da cuenta? ¿No se da cuenta que no soy yo quien le habla? Una persona no hablaría del modo en que yo le estoy hablando en una situación como ésta. ¿Sabe quien soy yo? si, lo sabe perfectamente. Yo soy Dios. (Rita toma satisfecha la maleta)

9. Emilio y Rita se despiden

(Emilio y Rita aparecen exactamente en el lugar en el cual se abriò la maleta antes de Los sueños con Asesina )
EMILIO
Usted la vio, usted también la vio.
RITA
Sí, pero es solo el miedo; esto, esto es real.
EMILIO
Hoy no era nuestro día ¿cierto? Porque pudimos haber aparecido muertos en el periódico.
RITA
O matar.
EMILIO
¿Usted seria capaz? (Rita sonríe). Mucho gusto, Emilio Yáñez.
RITA
Rita Escalante de…Rita Escalante.
EMILIO
Adiós Rita.
EMILIO
Adiós Emilio.
(Emilio se aleja de Rita y lee la carta que había leído a su llegada al paradero, mientras que Rita abre la maleta. Rita ríe compulsivamente, Emilio sale. oscuro)

10. El amor
EL AMOR
( Emily en el baño. Se asoma para ver si llegó Alexander.
Emily en la cocina…prepara unos pasabolas.
Emily prepara dos copas de vino y abre una botella.
Emily queda profundamente dormida esperando a Alexander. El llega la observa en su transparente y delicada bata de noche. Entra a su habitación y saca la maleta a la calle. La bota en el mismo sitio donde tiempo atrás Emily dejó las bolsas de basura…el mismo donde Rita encontró la maleta. Se devuelve al comedor y despierta dulcemente a Emily…una copa…se dirigen al baño…se desnudan…llega el amor canción Trozos y Destrozos)
LETRA

COMO TÚ …COMO TÚ…

LA VIDA SE COMPONE DE TROZOS Y DESTROZOS
TROZOS DE NIÑEZ CON YOYOS Y GRILLOS
TROZOS DE ADOLECENCIA CON DIARIOS Y BRAKERS
TROZOS DE ADULTEZ CON CASAS Y CARRERAS

COMO TÚ …COMO TÚ…

LA VIDA SE COMPONE DE DESTROZOS
DESTROZOS DE NIÑEZ
CON CORDONES DE PLANCHA EN LA PIERNA
DESTROZOS DE ADOLECENCIA
CON CONFUSIONES Y ERRORES FATALES
DESTROZOS DE ADULTEZ
CUANDO VIVIENDO CON ALGUIEN SIGUES SOLA

COMO TÚ …COMO TÚ…

MI VIDA SE RESUME EN TROZOS
¿QUE TROZO DE VIDA ERES TÚ MI LINDO DESTROZO?
ME LIBERAS DEL PASADO Y ME INVITAS AL FUTURO
ME TOCAS Y ME LIBERAS DE MIS FANTASMAS
SI ME BESAS MI PUDOR SE DESTROZA

COMO TÚ …COMO TÚ…

Trozos y Destrozos
Escenas de:
Sergie Belbel (de la obra Morir o no morir) &
Fernando Peñuela (de la obra Tráfico Pesado)

Dramaturgia y dirección Víctor Hugo Enríquez Lenis,
Santiago de Cali, 2010

9 de marzo de 2010

CONFIRMACIÓN DE FECHA

EL DIA 2 DE ABRIL NOS PRESENTAREMOS EN EL FESTIVAL ALTERNATIVO...
¡¡¡MUCHA MIERDA!!! EDWIN...TE SALVASTE DE UN "RIVAL"
BRAVO EN EL ESCENARIO.JEJEJE

24 de febrero de 2010

EN LA COCINA

INVITACION Festival Alternativo de Teatro 2010

Bogotá noviembre 30 de 2009

Maestro
Fernando Vidal
Instituto Departamaental de Bellas Artes
Director DEPARTAMENTO DE ARTES ESCENICAS
Cali
artesescenicas@bellasartes.edu.


Respetado maestro,

Del 27 de marzo al 10 de abril de 2010 próximo, realizaremos en Bogotá el Festival Alternativo de Teatro 2010. Desde hace 18 años, cada dos años, organizamos en la Corporación Colombiana de Teatro, el Festival Alternativo de Teatro, que cocnvoca siempre al movimiento teatral colombiano y a un número de gran significación de los grupos y las obras del teatro actual. Organizamos siempre el Festival alrededor de una temática. Este año el tema será las independecias y la memoria y sus múltiples relaciones culturales, políticas y humanas. Por la gran importancia que tiene para el Festival y el movimiento teatral mantener y ahondar sus lazos con la academia, los maestros y los jóvenes teatristas hombres y mujeres, vinculados a ellas, queremos contar con la participación del Departamento de Artes Escénicas del Instituto Departamaental de Bellas Artes con la obra¨TROZOS Y DESTROZOS¨, con dramaturgia realizada por su director Victor Hugo Enrriquez a partir de ¨Tráfico Pesado ¨ De Fernando Peñuela y ¨Morir o No Morir¨De Sergi Belbel.


Igualmente quisiéramos contar con la participación de ustedes en los debates académicos sobre el teatro, la memoria y la independencia que se harán a lo largo del Festival con la participación de importantes personalidades del teatro contemporáneo: actores y actrices, directores y directoras, dramaturgas y dramaturgos, personas vinculadas a la investigación académica y público.
Con nuestro reconocimiento, nos despedimos de usted y quedamos a la espera de su respuesta.

Cordialmente,
PATRICIA ARIZA
PRESIDENTA
CORPORACIÓN COLOMBIANA DE TEATRO
Festival Alternativo de Teatro 2010
Directora



Carlos Eduardo Zatizábal Atehortúa
Corporación Colombiana de Teatro
Festival Alternativo de Teatro 2010
Coordinador de actividades académicas

EL BAÑO DE EMILY

AMALIA NO QUIERE COMER

19 de enero de 2010

INSTRUCCIONES:

LAS SIGUIENTES SON PAUTAS QUE ORIENTAN EL DILIGENCIAMIENTO DEL PROGRAMA DE SU ASIGNATURA.

REQUISITOS: Corresponde a las condiciones previas que debe haber cumplido el estudiante para poder tomar la asignatura,

MICRODESCRIPCIÓN: En términos generales, se trata de una sinopsis de la asignatura inscrita en el Campo del conocimiento al que pertenece. ¿Cuál es la función de esta asignatura en el Plan de Estudios?, ¿Cuál es su importancia en la formación de un actor pedagogo?

OBJETIVO DEL CURSO: ¿Qué habrá logrado el estudiante, DE MANERA GENERAL, al aprobar satisfactoriamente el curso?

COMPETENCIAS A DESARROLLAR: En Educación se entiende por Competencia el saber y el saber- hacer con el aprendizaje adquirido. Estas competencias se refieren a los conocimientos, habilidades, destrezas que habrá adquirido el estudiante de manera consciente al terminar este curso, que aportan al aprender a aprender.

DESARROLLO TEMÁTICO: Los contenidos que se verán en el desarrollo de la asignatura de manera secuencial durante el semestre.

METODOLOGÍA: Las estrategias pedagógicas que se implementarán en el desarrollo de la asignatura.

SISTEMA DE EVALUACIÓN: Los diferentes mecanismos de verificación del aprendizaje del estudiante, teniendo en cuenta el Calendario Académico: dos parciales y un final, además del carácter de programa presencial.

LECTURAS BÁSICAS: De consulta obligatoria.

BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL: Son lecturas sugeridas que amplían el conocimiento, pueden tratarse de las lecturas clásicas en el Campo y otras pertinentes que deben estar actualizadas y de posible acceso.


BELLAS ARTES

ENTIDAD UNIVERSITARIA

FACULTAD: _________ARTES ESCENICAS_____________

PROGRAMA: _____LIC EN ARTE TEATRAL______________

SEMESTRE: ____________IX_________________________

SEMINARIO TALLER: ____REPERTORIO V_______________

PROFESOR: _____VICTOR HUGO ENRIQUEZ_____________

CÓDIGO: __________________________________________

INTENSIDAD HORARIA SEMANAL: __________4____________

REQUISITOS:ACTUACION V

MICRODESCRIPCIÓN:

El plan de estudios Licenciatura en Arte Teatral propone la realización de un semestre de repertorio de las obras montadas, donde el alumno pueda perfeccionar su trabajo de actuación realizado durante los dos semestres anterior, a través /la estudiante realice presentaciones a público y entienda las puestas en escena como un ente vivo que día a día puede cambiar y mejorarse.

OBJETIVO:

Que el/la estudiante, pueda enfrentarse a un público a través de encuentros con el público, donde aplique todas las técnicas que ha aprendido en el proceso de montaje.


COMPETENCIAS A DESARROLLAR:

  1. . Que el/la estudiante perfeccione su personaje en función de la puesta en escena y sus perspectivas propias y autocrítica.

  1. . Que el /la estudiante adquiera una disciplina y una rutina en presentaciones a público.

  1. . Que el/la estudiante perfeccione su(S) personaje(S) en función de la puesta en escena y sus perspectivas propias y autocrítica.

  1. . Que el /la estudiante adquiera una disciplina y una rutina en presentaciones a público.

  1. . Que el/la estudiante perfeccione su personaje en función de la puesta en escena y sus perspectivas propias y autocrítica.

  1. . Que el /la estudiante adquiera una disciplina y una rutina en presentaciones a público.

DESARROLLO TEMÁTICO:

1. Análisis crítico de la obra TROZOS Y DESTROZOS como quedó al estrenarse.

2. Propuestas dramatúrgicas.

3. Actualización de la puesta en escena.

3.1 Re- memorización de acciones.

3.2 Nuevas acciones.

3.3 Nuevo reparto.

4. Adecuación espacial y técnica en general

5. Funciones a público.

6. Rutinas y comisiones de trabajo para funciones.

METODOLOGÍA:

METODOLOGÍA:

  • Se seguirá el registro individual de los procesos.
  • Se realizarán cambios de reparto como parte del problema investigativo del repertorio.

· Se trabajará como lo propone el plan de estudios, por estudios y tareas

SISTEMA DE EVALUACIÓN:

PRIMER PARCIAL ____30%_________________________

SEGUNDO PARCIAL __30%_______________ _________

PARCIAL FINAL:­­­­­____ _ 40 %________________________

LECTURAS BÁSICAS:

1. BELBEL, Sergie. MORIR O NO MORIR

2. PEÑUELA, Fernando. TRÁFICO PESADO.

BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL:


PAVIS, Patrice. Diccionario del teatro. Ediciones Paídos, España

5 de septiembre de 2009

OTRO TEXTO PARA MONTAR

Dramática Latinoamericana de Teatro/CELCIT N° 54

CERTIFICACIONES MÉDICAS

Leo Maslíah


Personajes
un ama de casa
un tipo

El ama de casa realiza tareas domésticas todo el tiempo. La escena representa su casa. El tipo lleva una carpeta.

EL TIPO: Entrando. Buenos días.
EL AMA: ¿Qué deseaba?
EL : ¿Acá vive Juan Pérez?
ELLA: Sí.
EL: Tengo que verlo.
ELLA: ¿Qué precisaba?
EL: Dio parte de enfermo, ¿no? Yo soy de certificaciones médicas de la fábrica.
ELLA: ¿Es médico?
EL: Sí.
ELLA: El no está, salió hace un rato para la sociedá (obra social).
EL: ¿Qué tiene?
ELLA: Se sentía mal.
EL: ¿Y por qué no llamaron al médico de la sociedá para acá?
ELLA: Yo probé, pero no funciona ningún teléfono por acá cerca. Ni el del bar, ni el de la farmacia.
EL: No debía sentirse tan mal si pudo salir a la calle tan campante.
ELLA: No salió tan campante. ¿Quién le dijo que salió tan campante?
EL: Supongo yo. Con este frío, ni yo quería salir de casa.
ELLA: Y no hubiera salido.
EL: ¿Qué pretende?¿Que no cumpla con mis obligaciones?
ELLA: Es asunto suyo.
EL: Aunque haga frío, yo salgo igual a trabajar, porque sé lo que es asumir una responsabilidad. No soy su esposo, por ejemplo, que por sentirse un poco mal ya falta al trabajo.
ELLA: ¿Usté lo vio? ¿Sabe cómo se siente?
EL: Aunque lo viera, no podría saber exactamente cómo se siente. Puede haberse aprendido los síntomas de alguna enfermedad para engañarme, como hacen otros.
ELLA: Yo lo que digo es que él se sentía mal y fue a la sociedá.
EL: Bueno, entonces lo voy a esperar. No demorará mucho, supongo.
ELLA: Puede demorar. Mientras saca número y de repente le toca entre los últimos.
EL: Si le pasa eso es por salir tarde. ¿Por qué no fue más temprano?
ELLA: No le convenía salir tan temprano con el resfrío que tenía.
EL: Ah, ¿está resfriado?
ELLA: Sí. Además, me esperó que yo volviera de hablar por teléfono.
EL: ¿Usté trató de llamar a la sociedá y no pudo?
ELLA: No pude. Estaban todos los teléfonos sin línea.
EL: ¿Entonces cómo hizo para comunicarse con la fábrica para avisar que Juan Pérez estaba enfermo? Fue usté que llamó ¿no?
ELLA: No llamé. Le pedí a un vecino qe tabaja cerca que avisara al pasar por allá.
EL: Eso lo voy a tener que corroborar en la portería de la fábrica. Allá tienen constancia de si el aviso fue dado por teléfono o personalmente por alguien.
ELLA: Y bueno.
EL: Además, el aviso fue dado a las nueve y diez. ¿Ustedes no saben que hay que avisar antes de las ocho?
ELLA: Yo no sé. Él no sé si sabe.
EL: Si sabe y no le dijo, es muy grave.
ELLA: ¿Por qué?
EL: ¿No leyeron el reglamento?
ELLA: No sé.
EL: ¡Qué poco enterada!
ELLA: De eso sí.
EL: ¿Sobre otras cosas sabe algo?
ELLA: Yo sé sI sé.
EL: Diga la verdá. ¿Adónde fue su marido?
ELLA: A la sociedá.
EL: ¿Por qué me dice lo mismo por seguna vez?
ELLA: Porque es cierto. Si no fuera cierto no se lo diría.
EL: ¿Nunca me mentiría?
ELLA: No.
EL: ¿Lo jura? Espero que nunca me engañe.
ELLA: ¿Por qué? ¿Piensa venir a menudo?
EL: Depende de su marido. A propósito, ¿volverá?
ELLA: Escuche, ¿por qué no se va de una vez? Si quiere decir que no lo encontró, diga que no lo encontró, y si no, diga lo que se le antoje. ¿Al final. qué? ¿Se va a pasar todo el día haciéndome preguntas?
EL: Me pasaría todo el día si él demora tanto, pero esa demora indicaría que no fue sólo a la sociedá, como usté me dijo. ¿No ve como de a poco se va deschavando sola?
ELLA: No me estoy deschavando nada. ¿Por qué no va hasta la sociedá y no pregunta por él? Así se va a convencer de lo que le estoy diciendo. En este recibo está la dirección, tenga. Lo tira y él se arrastra a recogerlo.
EL: Lo mira. Es muy lejos. ¿Por qué no se afiliron a otra más cerca?
ELLA: Ya estábamos en ésa antes de mudarnos para acá.
EL: ¿Y qué problema tenían en cambiarse? Tirando la carpeta.
ELLA: ¿Qué le importa?
EL: Mire, señora, mi puesto en la empresa no será muy relevante ni de mucha jerarquía, pero como funcionario de ella no puedo dejar de preocuparme por la comodidá de cada operario y de su familia.
ELLA: ¿Por qué no se va? ¿Qué más tiene que hacer acá?
EL: Esperar a su esposo.
ELLA: Ya lo esperó. No vino. Ponga que no lo vio, que no estaba. Si lo quieren suspender, que lo suspendan. Él va a poder certificar que estaba en la sociedá.
EL: Pero señora, si usté sabe que él va a volver, ¿qué incoveniente tiene de que yo me quede a esperarlo?
ELLA: Que estoy en mi casa y tengo derecho a dejar entrar o no al que se me dé la gana.
EL. ¡Así que a otros los deja entrar, pero a mí no! De todos modos, aunque no quiera ya estoy adentro.
ELLA: Así como entró, le pido que se vaya.¡Que se vaya de mi casa!
EL: Si no estoy mal informado, esta casa no es de ustedes.
ELLA: ¿Y eso que tiene que ver?
EL: Es alquilada.
ELLA: No tiene nada que ver, por ahora somos nosotros los que estamos acá y decidimos quién entra y quién no.
EL: Sé muy bien que les dieron el desalojo.
ELLA: ¿Y a usté qué le importa?
EL: Cuando los echen a ustedes, perfectamente puedo alquilar yo este departamento.
ELLA: De acá no nos pueden echar.
EL: Es un apartamento lindo. Lástima que esté tan abandonado, por culpa de ustedes.
ELLA: Usté se mete demasiado en la vida de los demás.
EL: Como médico, ésa sería mi función.
ELLA: Usté ni parece ser médico.
EL: Es que no soy. Formo parte del servicio médico de la empresa, pero soy visitador social.
ELLA: ¿Asistente social?
EL: Sí.
ELLA: Mi prima es asistente social.
EL: ¿Sí? ¿Cómo se llama?
ELLA: Teresa.
EL: ¿Teresa cuánto?
ELLA: Pereira.
EL: ¿Ah, sí? Eramos compañeros de clase, la conocí muy bien. Siempre fue una imbécil.
ELLA: ¿Qué? Si piensa eso, guárdeselo para usté. No tiene por qué decírmelo, igual que yo no lo insulto a usté ni a nadie de su familia.
EL: Porque no los conoce.
ELLA: Por suerte no.
EL: Yo como conozco a Teresa, puedo decir con todo derecho lo que es.Y no se lo vuelvo a repetir para no ofenderla a usté, porque lo que es por ella no me importa nada. Además, le voy a decir una cosa: sé perfectamente que ella estuvo viviendo acá.
ELLA: Eso es mentira. ¿Por qué inventa cosas que no son ciertas?
EL: Sé que es verdá. No se defienda mintiendo usté también.
ELLA: No tengo interés en seguir hablando con usté. Vayasé.
EL: ¿Qué sentido tiene que me vaya ahora? ¿No ve que en cualquier momento cae su marido y se puede salvar de que lo sancionen? ¿O es que tiene miedo de que cuando él llegue piense algo malo de nosotros dos? Déjeme quedarme un rato más, así me voy acostumbrando a este apartamento. Apenas los echen a ustedes voy a tratar de venirme para acá. Ya hablo con el dueño.
ELLA: No crea que va a ser tan fácil. Estamos anotados en el registro de aspirantes a viviendas económicas.
EL: Yo también.
ELLA: ¿Ah, sí? Hasta que no nos den una vivienda no nos pueden sacar de acá.
EL: Hay miles de lugares en los que ustedes podrían vivir. No precisan tanto lujo.
ELLA: ¿Qué lujo? ¿Este apartamento? ¿Y usté con lo que gana no podía conseguir algo mejor?
EL: ¿Cuánto se cree que gano? Gano casi lo mismo que su marido, a pesar de que mi trabajo es muy superior al suyo.
ELLA: Si gana poco, entonces no va a poder pagar el alquiler que van a pedir por este apartamento.
EL: Sí, porque tengo otras entradas.
ELLA: Mejor para usté.
EL: Y con ese dinero puedo hacer una pila de cosas que seguramente ustedes no pueden hacer.
ELLA: ¿Por qué me dice eso? ¿Se cree que lo voy a envidiar?
EL: Muchas mujeres me envidian. Es decir, envidian a mi esposa.
ELLA: Cada cual sabe lo que hace.
EL: Si otras me envidian, ¿por qué no usté también?
ELLA: Dios libre y guarde.
EL: Hágame el favor, prepáreme un café.
ELLA: Vaya al bar de la esquina.
EL: ¿No tiene café?
ELLA: No es asunto suyo.
EL: No se lo pregunto de curioso, ni me interesa saber dónde está el tarro.Yo cierro los ojos y usté lo saca, ¿sí?
ELLA: No insista, no le voy a preparar ningún café.
EL: ¿Y un té? Es más fácil.
ELLA: Bueno. Prepara el té.
EL: Voy a comprar unas galletitas para acompañar. Sale.
Cuando vuelve, ella le sirve el té.
EL: Gracias. ¿Y usté no toma?
ELLA: No tengo ganas.
EL: ¿No tiene más? Tome un poco del mío, si quiere.
ELLA: No,no.
EL: Sírvase una galletita por lo menos. O dos. Ella se sirve.
ELLA: Está muy dura.
EL: ¿A ver? Se acerca a ella. Lo que pasa ea que usté no tiene la dentadura en buen estado. Así no puede masticar nada.
ELLA: Me quedan pocas muelas.
EL: Mi abuelo nunca fue al dentista.
ELLA: Mi marido tampoco, pero ya no tiene ningún diente.
EL: Debe ser espantoso.
ELLA: No tanto como usté.
EL: No diga pavadas. Pausa.
ELLA: ¿Ya terminó el té? Ahora se puede ir.
EL: ¿Todavía insiste en echarme? Déjeme acostumbrarme a mi nueva vivienda.
ELLA: Por ahora no es nada es suyo.
EL: En realidá le mentí. No pienso mudarme para acá con mi familia. Sólo pienso alquilar esto como bulín, ¿me entiende? Para algún viajecito que salga de vez en cuando. Este apartamento para otra cosa no sirve.
ELLA: Hace cinco años que vivimos acá. Nunca tuvimos problema. Mi marido pintó la casa hace poco.
EL: ¿Cuál casa?
ELLA: Esta.
EL: Me viene bien, me viene bien. Mira el RELOJ. Este está demorando demasiado. Para mí que no fue a la sociedá.
ELLA: ¿Otra vez lo mismo? Se lo vuelvo a repetir: ¿por qué no va hasta allá? Tiene el ómnibus a dos cuadras.
EL: ¿Y dejarla a usté acá sola? De ninguna manera.
ELLA: Estoy acostumbrada.
EL: ¿El la deja mucho tiempo sola?
ELLA: Trabaja mucho.
EL: Podría trabajar un poco menos y estar más tiempo con usté.
ELLA: ¿Y quién nos va a dar de comer? ¿Usté?
EL: Lo que pasa es que usté también tendría que trabajar.
ELLA: A veces busco algo.
EL: ¿Quiere trabajar? Yo podría colocarla con cama, a buen sueldo.
ELLA: ¿Dónde?
EL: Acá mismo, cuando ustedes se vayan y me venga yo.
ELLA: No, gracias.
EL: Dice que no pero no sabe ni cuánto sería el sueldo.
ELLA: No me interesa. No puedo aceptar eso.
EL: No sabe lo que se pierde.
ELLA: ¿No tiene que ir a ver a otros enfermos?
EL: No. Con uno por día estoy cumplido.
ELLA: Y justo nos tocó a nosotros.
EL: ¿Por qué? ¿No le gusta que venga?
ELLA: ¡Y claro que no!
EL: Si hubiese venido otro, ya le habían encajado una buena suspención a su marido.
ELLA: ¡Y hágalo! ¿Por qué no lo hace?
EL: Por filantropía, por caridá.
ELLA: No necesitamos eso.
EL: ¿Qué necesitan?
ELLA: Nada suyo.
EL: Pero bien que se comió la galletita que le ofrecí.
ELLA: ¿Me lo está echando en cara?
EL: Sí. Ella se pone los dedos en la garganta, como para arrojar. Él la toma de los brazos. ¡No, no haga eso! ¡Por favor, no quise ofenderla!
ELLA: ¡Sueltemé! Váyase de acá.
EL: Perdonemé. Fui muy grosero. Sírvase otra galletita. Le tiende el paquete.
ELLA: Se sirve una galleta. Gracias.
EL: ¿Quiere otra más? ¡Agarre!
ELLA: No, no, muy amable. Pausa.
EL: Si dentro de tres horas no viene su marido, me voy.
ELLA: No se va a poder quedar tanto rato. Voy a tener que salir.
EL: ¿Adónde se va?
ELLA: Esa pregunta está de más. A usté no le interesa.
EL: Mire que sí, me interesa. Se lo digo sinceramente.
ELLA: No se lo voy a decir.
EL: ¿Es algo secreto? ¡Una cita!
ELLA: No señor.
EL: Bueno, está bien. A su debido tiempo me lo va a contar. De todas formas, usté puede salir y yo me quedo acá esperando a su marido. ¿Tiene algo para leer?
ELLA: ¿Está loco? No puede quedarse acá usté, solo.
EL: Bueno, no querrá que la acompañe a la cita. Sería un poco ridículo, ¿no le parece?
ELLA: ¡No es una cita! ¡No invente cosas!
EL: ¿Entonces puedo ir con usté? ¿No hay problema?
ELLA: No señor. Ni puede quedarse acá tampoco.
EL: ¿Acaso tiene miedo que le robe? No hay mucha cosa acá. Se pone a revisar la casa.
ELLA: ¡Deje quieto! ¿Qué está buscando?
EL: Cosas de valor. Pero no hay nada.
ELLA: Si viniera mi marido, lo sacaría a patadas.
EL: ¿Es muy violento, él?
ELLA: Sí.
EL: ¿Con usté también? ¿La maltrata? ¿Le pega?
ELLA: A veces.
EL: ¡Qué tipo despreciable! Maltratar a una mujer como usté, tan sensacional.
ELLA: Gracias.
EL: Me repugna la gente así.
ELLA: Cuando viene borracho se la agarra conmigo.
EL: ¡Cobarde!
ELLA: Usté capaz que es peor.
EL: Está equivocada. Nunca tomo.
ELLA: No sé.
EL: Diga la verdá: su marido faltó al trabajo porque anoche se mamó.
ELLA: No.
EL: ¿Está tratando de encubrirlo?
ELLA: ¡Le digo que no! No está borracho, ¡está enfermo!
EL: Sin embargo su carné de salú indicaba que él estaba en buenas condiciones.
ELLA: Pero, caramba, ¿nadie puede tener una gripe, un resfrío?
EL: Por un resfrío no se falta al trabajo. ¿Usté, cuando trabaje para mí, va a faltar por estar resfriada? Bueno, usté no porque va a trabajar con cama, pero...
ELLA: ¡No voy a trabajar para usté! Ya se lo dije.
EL: Enojado. ¿Acaso no puede cambiar de opinión? Hágame el favor, hágame otro té.
ELLA: Mientras prepara el té. Así que no se haga ilusiones. ¡Mire si voy a trabajar para otro en mi propia casa!
EL: ¿Tiene casa propia?
ELLA: No, no tengo casa propia, no tengo casa propia. Acá tiene su té. Se lo da.
EL: Gracias. Va tomando de a sorbos. Y éste sigue sin aparecer.
ELLA: “Éste” tiene nombre.
EL: No me gusta el nombre que tiene. Sus padres no debían ser muy letrados.
ELLA: No están muertos.
EL: No, pero según tengo entendido, están muy enfermos.
ELLA: ¿Quién le dijo?
EL: Como asistente social, es mi deber estar al tanto de la situación familiar de cada uno. A propósito, ¿cómo está Teresa? Hace tiempo que no la veo.
ELLA: ¿Para qué quiere saber? Por lo que piensa de ella ni tendría que interesarle.
EL: Eso no tiene nada que ver. También pienso cosas lamentables de su madre, y sin embargo me interesa saber sobre la vida de ella. ¿Cómo está?
ELLA: ¿Qué tiene que decir de mi madre? ¡Váyase de acá, impertinente!
EL: La verdad no ofende.
ELLA: ¿Qué verdá? ¿Qué verdá?
EL: Por favor, no se ponga nerviosa. En el fondo es una buena mujer, pero cometió muchos errores en su vida.
ELLA: ¿Y a usté qué le importa?
EL: Por ejemplo, fíjese la forma en que la crío a usté: no le enseño nada, no le dio ninguna educación. ¿Usté para qué sirve? ¡Para nada!
ELLA: No es culpa mía.
EL: ¡Pero claro! Señora, yo no le estoy diciendo que sea culpa suya, no la voy a atacar ni a insultar por eso, al contrario, la compadezco. Además, eso es uno de los errores más chicos que cometió su madre, de común acuerdo con su padre, por otra parte.
ELLA: Ellos no tienen nada que ver.
EL: Me quedé sin cigarrillos. busca en los bolsillos. No tengo ni plata para comprar. ¿Usté fuma?
ELLA: No.
EL: ¿Me puede prestar algo de plata para comprar cigarrillos? Cualquier día de estos paso por acá y se la devuelvo.
ELLA: A ver. saca de su monedero y le da. Acá tiene.
EL: Gracias. Sale.
Vuelve a entrar.
ELLA: ¿Consiguió?
EL: Mi marca no tenía, pero compré otros. ¿Sigue fumando tanto su madre?
ELLA: Mi madre nunca fumó en su vida.
EL: Entonces le estoy errando. Debe ser su suegra.
ELLA: No sé cuánto fuma.
EL: ¿Y su esposo?
ELLA: No mucho.
EL: Sacando una libreta y un bolígrafo. Lo voy a anotar. Anota. ¡Qué estará haciendo ahora ese tipo!
ELLA: ¿Se refiere a mi marido? Ya le dije.
EL: Me parece que voy a tener que poner que no estaba, nomás.
ELLA: Como quiera.
EL: Señora, ¿por qué tiene la casa tan desprolija?
ELLA: Porque me gusta.
EL: La higiene es fundamental en el hogar.
ELLA: Si ya puso que no está, váyase.
EL: Aunque me vaya, tenga la seguridá de que por un mes o dos voy a tratar de enterarme al máximo de los lugares adonde ustedes van y de todo lo que hacen. Después, un día voy a venir a darles consejos.
ELLA: Por hoy ya me dio demasiados. Además, al final, ¿qué se cree? Ya me tiene podrida. ¿Por qué no se manda a mudar de una vez?
EL: ¿Mudarme? Primero se tienen que ir ustedes. No me gustaría compartir este techo con gente así. No serían del agrado de mis amigas. Lo cual no quiere decir, se lo vuelvo a repetir, que usté no pueda quedarse a trabajar con cama, si quiere.
ELLA: Ya le dije que no.
EL: Bueno, me voy.
ELLA: Adiós.
EL: Antes de irme, quisiera tomar otro té.
ELLA: Bueno.
EL: No, mejor un café. ¿No tiene café instantáneo?
ELLA: Sí. Le prepara.
EL: Ya que no sabe hacer té, haga café; ese té no era feo, pero no tenía gusto a nada.
ELLA: No lo hubiera tomado.
EL: No me gusta despreciar a nadie. ¿Sabe una cosa? De vez en cuando viene bien conversar con gente sin preparación. No requiere ningún esfuerzo y uno hace un poco de obra, porque transmite una parte de su cultura. A usté le debe haber hecho bien ¿no?
ELLA: No sé. Le sirve el café.
EL: Gracias (greciees). Tiene tiempo de pensarlo, de recapacitar. Está rico este café. Claro que eso no se lo tengo que agradecer a usté, sino al fabricante. Una última pregunta antes de irme: ¿adónde fue su marido?
ELLA: ¡A la sociedá!
EL: Eso es lo que le dijo a usté. ¿No se le ocurre pensar que se haya ido con otra?
ELLA: No tengo por qué pensar eso.
EL: Yo sí.
ELLA: Bueno, mejor para él.
EL: Necesito plata para el ómnibus. ¿Puede prestarme?
ELLA: Busca en el monedero. Sirvasé.
EL: Gracias. Cuando venga su marido, dígale que pase por la fábrica a firmar el despido. Sale.
ELLA: Se acerca a la puerta como habiéndose olvidado de algo. ¿En qué horario?
FIN



Leo Maslíah. Correo electrónico: menosata@adinet.com.uy

11 de agosto de 2009

TRÁFICO PESADO

FRAGMENTOS DE CIUDAD
de
FERNANDO PEÑUELA



...Cuando el diluvio, mandaron hacer un arca de Noé, para que no se ahogaran los animales...

PERSONAJES

I. FRAGMENTO: EL PARADERO
RITA
EMILIO
HOMBRE

II. FRAGMENTO: EL INQUILINO
1. ALEXANDER
2. EMILY
3. APARICIÓN



I. FRAGMENTO

EL PARADERO

Llueve infatigablemente en la noch. Un hombre maduro con aspecto de oficinista llega protegiéndose de la lluvia a una lóbrega y solitaria parada de buses. Luego de reconocer el lugar y sacudir un poco sus ropas se dispone infructuosamente a esperar transporte. Su expresión refleja una gran preocupación. Tan solo pasan veloces algunos automóviles. El hombre se mueve con desespero de un lado a otro en el pequeño espacio del paradero. Saca del bolsillo una carta que lee con dificultad y aflicción. Su lectura le provoca ira y llanto incontenible que trata de reprimir. Rompe el papel en pedazos. Indeciso trata de marchar a otro lugar. Queda allí en medio de la lluvia. De pronto, entra una mujer agitada de mediana edad. Viste con elegancia aunque su apariencia se ve un poco maltrecha por la lluvia. Viene llorando y se detiene con temor ante la presencia del hombre quien también se inhibe, tratando de mostrar una actitud cortés e inofensiva. Con cierto recelo la dama se decide a protegerse bajo el parador, disimulando su difícil circunstancia.
RITA
(Entrando al paradero)... Buenas noches señor.
EMILIO
(Apenas murmura un saludo y se hace el desentendido).
La mujer sollozando en una esquina del paradero trata de arreglar la manija de su cartera. El hombre la observa con prudencia. Ella mira hacia la desierta avenida.
RITA
(Murmurando para sí)... Y ahora no pasa nada por aquí.
EMILIO
(En tono bajo). Con este aguacero y por este lugar el transporte se pone muy difícil.

La mujer asustada sacude sus ropas y el cabello. No puede contener el llanto. El hombre se desconcierta pero luego asume una actitud amable hacia la descompuesta dama.
EMILIO
. . Le pasa algo señora?
RITA
(Prevenida)¿Cómo? ¿Qué le pasa señor?
EMILIO
Cómo así?... No, a mi nada... es decir... disculpe señora, yo... tranquila
RITA
(Enfática). Yo estoy tranquila señor! Qué le pasa a usted?
EMILIO
(Desconcertado)... Ya le dije que nada. Yo sólo quería.., bueno, en realidad no vaya a pensar que yo...
RITA
(Cortante). ¡Yo no estoy pensando nada señor! (Los dos se miran a distancia y con prevención)... Discúlpeme pero yo creo que usted entiende que uno por aquí no sabe...
EMILIO
Sí, claro. No se sabe lo que pueda pasar.
Quedan en silencio y a prudente distancia esperando su transporte. Furtivamente se observan. La mujer gime y trata de recomponerse. Con discreción saca de su cartera un espejito observando con ira señales de un golpe cerca a su ojo.
RITA
(Finge frente al hombre) .. Estaba como lloviendo..
EMILIO
Está diluviando señora.
RITA
Ah sí, tiene razón. Que tonta soy, ya ni sé lo que digo... Con tanta cosa uno se confunde...
EMILIO
Si. La comprendo perfectamente.
RITA
(Tratando de justificarse empieza a hablar en desorden). Pero no vaya a creer que yo... Bueno, no sé lo que usted estará pensando de mí, viéndome aquí... Claro, yo entiendo que... una mujer como yo, sola, a estas horas y en un lugar como este... es decir, no se vaya a imaginar... Cómo le puedo explicar señor? Usted no entiende? (Vuelve a sollozar)... La vida desgraciadamente a veces...
EMILIO
(Simultáneamente sobre el anterior texto de la mujer)... Tranquila señora, le aseguro que no estoy pensando nada. De ninguna manera se vaya a imaginar que yo... Es decir, por mí no se preocupe... No, no, usted no tiene nada que explicarme... Claro, yo entiendo que a veces todos tenemos... Bueno, si... la vida desgraciadamente no siempre es como uno quisiera que fuera.... Que vaina...
Los dos se miran y ríen con nerviosismo. Quedan luego en silencio.

EMILIO
(Quebrando el silencio)... Y como qué horas serán?
RITA
(Mira su muñeca y luego busca el reloj en la cartera).
EMILIO
(Constatando en su reloj). Las diez y media ya?
RITA
Cómo? Las diez y media? ¡No puede ser, Dios mío! (Desesperada empieza a moverse de un lado a otro en el lugar). Y por aquí no pasa nada ni se ve un alma. Y este sector es como...
EMILIO
Peligroso? Eso dicen, sobre todo a estas horas.

Durante el siguiente parlamento del hombre ella se mueve de un lugar a otro sollozando. De pronto fija su mirada en una esquina del paradero, descubriendo un maletín abandonado que ha estado más o menos oculto bajo algunos papeles de basura. Intrigada mira fijamente al hombre y al maletín mientras éste sin percatarse continúa en su soliloquio.
EMILIO
...Pero confiando en Dios yo no creo que seamos tan de malas que.... En todo caso sí es muy raro, porque otras veces llueve igual y algo pasa finalmente. A no ser que... No, yo no creo. Pero qué puede haber pasado? Yo no he oído nada. (Dirigiéndose a ella). Usted ha escuchado algo?
RITA
Cómo?
EMILIO
Le decía que por aquí no está pasando nada y no sé si usted...
RITA
(Desesperada). Y ahora qué voy a hacer? Cómo puede ser posible? Por qué me tenía que pasar esto a mí? ¡Maldita sea! ¡Miserable!... Cómo voy a hacer para llegar a mi casa? Juanito y María Paula están solos, me entiende? Y ese desgraciado quién sabe para dónde habrá agarrado... Y entonces qué vamos a hacer señor? Dígame que voy a hacer yo?
EMILIO
(Simultáneamente sobre el anterior texto de ella). Lo que pasa es que esta desorganización ya no tiene límite señora. Esto es una locura, quién entiende? Uno jamás se entera de nada. Les da por cambiar las rutas del tráfico o hacer unos arreglos que... ¡Es el colmo! No hay respeto por el ciudadano! La gente nunca sabe qué es lo que pasa en esta ciudad. (Se calla ante la última pregunta de la mujer sin saber qué responder)... No sé... Por acá no pasa nada y... Yo creo que lo mejor es irme caminado a otro lado... Ahora, si usted quiere... (La invita a acompañarlo).
RITA
(Asustada)... Pero, cómo me voy a ir con usted si no lo conozco y…

El hombre después de un gesto emprende su marcha.
RITA
(Tratando de detenerlo). No se vaya señor! Por allá debe ser muy peligroso. Yo creo que lo mejores... (En medio de su desespero recoge la cartera tirada en la esquina del paradero). ¡ Un momento señor! ¡Su cartera!... (Emilio se detiene y da vuelta). Olvidó su cartera...
El hombre sorprendido observa a la distancia la cartera que le extiende la mujer. Después de dudar un poco regresa lentamente al paradero. Con mucho recelo recibe la cartera.
RITA
Le suplico que no me vaya a dejar aquí sola en este lugar tan... peligroso. Yo creo que si esperamos aquí los dos... confiando en Dios, algo tiene que pasar. No le parece?
EMILIO
(En una esquina del paradero con la cartera en sus manos paralizado del temor)... Sí, yo creo que algo pase... confiando en Dios.
RITA
En todo caso excúseme señor. Me da pena con usted... No sé qué pensará de mí pidiéndole ayuda a un extraño pero es que... me ha parecido una persona respetuosa y... usted sabe, hoy en día una mujer sola... está expuesta a muchas barbaridades... (Ríe). Seguramente le debo parecer ridícula pero le pido que me entienda...

Durante el anterior parlamento Emilio a hurtadillas ha decidido abrir la cartera pero no lo logra. Rita por su parte intrigada lo mira con prudencia.
RITA
(Para sí). Francamente yo no sé qué carajo estoy haciendo aquí. ¡Todo esto me pasa es por bruta!
EMILIO
Tiene razón señora.
RITA
Cómo? (Se da vuelta fijando su atención en la cartera).
EMILIO
Qué dice?
RITA
No, qué es lo que usted está diciendo de mí?
EMILIO
Yo no he dicho nada señora... (Se adelanta tratando de distraer la atención de ella). O sí, está como dejando de llover.., un poco...
RITA
...Cierto... Confiando en Dios ahora el transporte mejora...

Quedan en silencio haciéndose los desentendidos y mirando hacia la avenida. Rita está cada vez más intrigada por la cartera. Emilio se decide con desespero a intentar abrirla. De pronto ve una pequeña mancha de sangre en su vestido y en su mano. Asustado arroja la cartera. Los dos se miran paralizados y observan la cartera.
RITA
¿Qué le pasó señor?
EMILIO
(Muy nervioso). No, nada, nada... O sí... me corte un poco... No, una pequeña raspadura nada más, pero no es nada grave.
RITA
(Señalando la cartera)... Entonces no es...
EMILIO
(Simulando). Qué cosa?
RITA
Su cartera.

EMILIO
¡Ah sí!... No. no... es decir... (Intempestivamente toma a la mujer por un brazo). ¡Yo creo que lo mejor es que nos vayamos de aquí inmediatamente!
De pronto llega un auto deteniéndose frente a ellos. Ambos se asustan. El recoge rápidamente la cartera y toma a la mujer del brazo. Quedan petrificados. El automóvil permanece allí detenido por algunos instantes y luego reinicia su marcha. La pareja lo mira alejarse.
RITA
(Se suelta de Emilio). En realidad no es suya, ¿cierto?
EMILIO
¿Cómo así? (Arroja la cartera y habla atropelladamente). Señora, yo no tengo nada que ver con eso, se lo juro. Yo simplemente... lo que pasa es que... ¿cómo explicarle?
RITA
(Mirando la cartera y a su alrededor). Tranquilo, no tiene nada que explicarme.
EMILIO
Sí, porque de pronto usted va a pensar que yo...
RITA
¿No le parece muy raro?
EMILIO
¿Qué cosa?
RITA
Parece una cartera muy fina y como en buen estado. ¿Quién habrá podido olvidarla en un lugar como este? Usted no ha visto...
EMILIO
¡No! ¡Le aseguro que yo no he visto a nadie por aquí!
RITA
No, quiero decirle si... ¿no le mata la curiosidad?
EMILIO
¿Qué?
RITA
Ç¡Qué podrá tener adentro?... de pronto...
EMILIO
De pronto ésto es algo muy raro señora. Yo mejor me voy. (Emprende su marcha).
RITA
(Gritando histérica). ¡Un momento señor, no se vaya! ¡No sea tan miserable! (Recoge la cartera y va hacia él. Emilio asustado se vuelve). ¡Cómo me va a dejar aquí sola con ésto! ¡Además usted es el culpable y ya nos vieron!
EMILIO
¡No grite señora! ¡Cállese por favor! Alguien puede pensar que yo...
RITA
¡No me importa lo que puedan pensar pero usted tiene que responder por ésto! (Le acomoda la cartera).
EMILIO
(Embarazado con la cadera). Responder por qué? Si yo no he hecho nada. Sólo estaba aquí esperando el bus y...
RITA
(Enfática). ¡Los dos estábamos aquí esperando bus y nos encontramos esa cartera!
EMILIO
No sé... sí... no... bueno, puede ser que así haya sido… ¿y ahora?...
RITA
(Temerosa, mirando para todos lados)... Pues... abrirla para ver qué tiene adentro.
EMILIO
Será?... Pero esto es muy raro.
RITA
Sí claro, pero... por aquí no se ve a nadie y... al fin y al cabo nada se pierde.
EMILIO
(Indeciso pero también picado por la curiosidad le pasa la cartera a Rita)... Está bien, entonces ábrala usted.
Se pasan la cartera el uno al otro.
RITA
¡No señor, usted llegó aquí primero!
EMILIO
Sí, pero usted fue la primera que vio la cartera.
RITA
Usted ya la había visto porque estaba detrás suyo cuando yo llegué aquí.
EMILIO
¡No sea mentirosa! Yo cómo iba a saber?
RITA
¡Yo no sé! ¡Pero... además usted es el hombre!
EMILIO
(Queda con l a cartera y vuelve a intentar abrirla con afán). Eso es lo de menos ahora señora. ¡Pero por favor, no se ponga nerviosa!
RITA
¡El nervioso es usted! ¡Cálmese!
EMILIO
(Sin lograr abrirla). Se da cuenta? Esta es una cartera de mujer y.. este puto broche está trabado.
RITA
(Le quita la cartera para intentar abrirla). Todos los hombres son inútiles cuando se les necesita de verdad. (Sin poder abrirla)... Sí, está como trabada. (Palpa la cadera). Pero aquí hay algo. Maldita sea!... Vigile. Mire bien que no venga nadie. (Se quita un zapato y con el tacón golpea desesperada los cierres de la cartera).
EMILIO
(Mirando a uno y otro lado percibe una luz que se enciende tras la ventana de un edificio próximo). ¡Quieta! ¡No se mueva! (Rita se detiene atemorizada). Encendieron una luz en ese edificio a la derecha, como en el tercer piso...
RITA
Y ahora qué hago?
EMILIO
Calma. Levántese despacio sin llamar la atención.
Rita se pone su zapato y empieza a incorporarse. Súbitamente arroja la cadera y va a una esquina de l paradero.
EMILIO
(Recoge la cadera y se la entrega). ¡ No la bote, no sea bruta!
RITA
¡No me trate así señor! ¡No me trate así que usted apenas me conoce!
EMILIO
Tiene que ser. Desde esa ventana nos estaban observando.
RITA
Está seguro?
EMILIO
No sé... En todo caso esto es algo muy extraño
RITA
Sí. La vida en general es muy rara, no?... (Vuelve a quitarse el zapato para intentar abrir a golpes la cartera). Qué carajo, ésto tiene que abrir de alguna manera.
EMILIO
(Se le arroja deteniéndola y le arrebata la cartera). ¡Ahora no señora! No se da cuenta que nos están observando?... Y ese carro que se detuvo... Yo creo que nos metimos en la grande.
RITA
Quién sabe... De pronto nos la ganamos, la grande. (Ríe).
EMILIO
No me hace gracia el chiste señora... ¿Y ahora qué hacemos?
RITA
(Decidida se le acerca tratando de arrebatarle la cartera). ¡Pues salir de dudas! ¡No vamos a ser tan inútiles que no podamos abrir una cartera!
EMILIO
(Rechazándola). ¡Por favor señora, cálmese! ¡Esto hay que tomarlo con calma! No se da cuenta?... Mire con disimulo a ver si la luz allá arriba aún está encendida. (Rita se vol tea).
EMILIO
(Tomándola del brazo). ¡Le dije con disimulo! ¿No entiende?
RITA
(Molesta). ¡Tranquilícese usted señor!... Francamente su actitud sí es sospechosa.
EMILIO
Le parece?
RITA
Claro. Usted está como siempre me dice David, mi marido, paranoico.
EMILIO
(Luego de mirar hacia la ventana). Apagaron la luz... Bueno, lo mejor ahora es hacer de cuenta que no ha pasado nada. Porque en realidad aquí no ha pasado nada, cierto? Nosotros no tenemos nada que ver con ningún asunto raro. Entonces dejamos esta cartera tal y como estaba y desaparecemos del lugar. (Deja la cartera en el lugar inicial y emprende su marcha).
RITA
(Toma la cadera y trata de persuadir a Emilio). Está loco señor? Cómo vamos a dejar esto así sólo por unas suposiciones? ¡No!
(Intenta abrirla).
EMILIO
(Angustiado se devuelve y trata de quitarle la cadera que ella retiene). ¡Suéltela, carajo! (Forcejean).
RITA
Ni siquiera sabemos lo que tiene adentro.
EMILIO
¡No sea loca señora!
En el forcejeo la cartera se abre, los dos quedan paralizados ante lo que ven en su interior.
RITA
(Con los ojos desorbitados)... Se lo dije. Se lo estaba diciendo, o no? Yo sabía que mi intuición no me engañaba.
EMILIO
(Cierra la cartera y la cubre con sus brazos). Esto no puede ser.


RITA
Pero es. Ambos lo vimos... Miremos otra vez para convencernos de que no estamos soñando.
EMILIO
(Pasándole la cadera a ella). Es menos sospechoso si usted la tiene porque parece una cartera de mujer.

Rita toma la cartera con temor sin decidirse a abrirla de nuevo. Emilio mira alrededor y abre e l paraguas para ocultar la pesquisa.
Abren la cartera. Ella queda transportada de emoción y él aterrado por lo que ve al interior.
EMILIO
Y esto qué es?
RITA
Lo que está viendo. Cómo le parece?
Los dos hablan para sí simultáneamente.
EMILIO
No... Esto no puede ser posible. Qué explicación tiene que... de pronto uno llega tranquilamente a un lugar, claro, con todos los problemas que puede tener cualquier persona normal y... aparece la señora y una cartera que... Sí, usted llegó aquí y yo esperando... y de pronto ésto que... es como muy raro, no entiendo. Parece como un sueño...
RITA
Esto es como un imposible pero tiene que ser posible... Que tal, llegar a mi casa después de todo lo que ha pasado y poderle decir al imbécil ese del David: ¡Se acabó la farsa don señor! ¡Me voy con mis hijos y no me va a volver a ver jamás!... O tal vez es mejor llegar tranquila con todo ésto y aplicarle su misma medicina: ¡El sometimiento! Sí. Porque ya no voy a depender más de sus ridículos negocios, ¿Me oye? Ahora usted va a depender de mi poder...

EMILIO
(La mira extrañado). ¿Qué le pasa señora?
RITA
(Volviendo de su ensimismamiento). ¿No le parece maravilloso?.. Y ahora cómo hacemos?
EMILIO
(Muy nervioso). No tengo ni idea, yo nunca he estado metido en una cosa de estas.
RITA
(También nerviosa pero un poco más controlada). Yo tampoco pero hay que hacer algo.
EMILIO
(Mira hacia la avenida). Parece que allá viene un taxi. Usted se queda quieta...No, mejor está conmigo para que vean que hay una mujer, es más confiable... Cuando se detenga, súbase rápido y no vaya a decir nada, el que habla soy yo... (Con desespero trata de detener el taxi que sigue de largo).
RITA
(Angustiada). ¡Pero por qué no nos recogió, carajo!... Creo que allá viene otro. Déjeme intentarlo a mí. (Se quita su cadera y el abrigo y se los entrega a Emilio). Yo soy una señora decente y mi Dios es testigo, pero en estas circunstancias las mujeres tenemos recursos que debemos utilizar. (Se da la bendición y arregla su vestido sugestivamente. Se para en el borde del paradero).

EMILIO
(La ha l a hacia atrás tratando de cubrirla). Se volvió loca señora? Cómo se va a exponer así?
Rita furiosa trata de oponerse. Emilio le pone encima el abrigo y la cartera. En medio de la confusión de la pareja cruzan dos supuestos taxis. Exaltados hablan simultáneamente.
RITA
¡Déjeme, no sea idiota! Se da cuenta? Se pasaron dos taxis por su culpa...
EMILIO
Pueden pensar que usted es una carnada y que somos unos asaltantes... O que usted es una prostituta y con este problema que tenemos aquí...
RITA
(Histérica). Cómo? ¡No sea grosero, señor! ¡A mí me respeta! Cómo me va a tratar de prostituta? ¿Acaso yo le he dado motivos para que me injurie de esa manera? (Llorando)... Dios mío esto es una pesadilla, yo no sé lo que estoy haciendo aquí... tratando de ayudarlo a usted a salir de ese problema. Yo debería estar en mi casa con mi marido y mis hijos... (Cambiando de actitud). De una vez por todas, qué vamos a hacer señor?
EMILIO
(Desconcertado)... No sé... Pero no le parece que esto es muy... muy raro?
RITA
Sí... como un sueño... pero ahí están. Son reales y usted los tiene en sus manos y...
EMILIO
¡Claro! Reales. ¡Eso es! Usted lo ha dicho.
RITA
Cómo?
EMILIO
¡Una celada!
RITA
Una qué?
EMILIO
Un enredijo muy raro en el cuál nos están queriendo meter.
RITA
Quienes?
EMILIO
Cómo voy a saber? Pero usted lo dijo:
reales. Esa es la clave.
RITA
Cuál clave? No entiendo.
EMILIO
Porque es muy raro... si son reales en este sitio.. Aunque también puede ser. No le parece?
RITA
Qué cosa?
EMILIO
Si. Usted no ha escuchado en estos días noticias sobre estos asuntos?
RITA
No. Yo no me entero mucho de noticias. Pero explíqueme qué es lo que quiere decir señor!. (Emilio hace un gesto y mira a su alrededor)... Usted cree que... no son de verdad?
EMILIO
No. Yo no he dicho eso. Claro, no estoy muy seguro porque... es muy extraño que...
RITA
(Se acerca al hombre). Está bien. Tomemos entonces una decisión. Arriesguémonos y nos vamos caminando con calma como si no pasara nada, como si fuéramos del lugar. Es menos sospechoso si yo llevo la cartera. (La toma y la cuelga de su hombro, tratando de camuflarla con la suya. Agarra a Emilio del brazo y pausadamente se marchan). En el camino miramos, si son reales maravilloso y si no, los dejamos por ahí. Nada tenemos nada perdimos y el sueño ha terminado. (Salen).
Se escucha el sonido de unas sirenas. La pareja asustada regresa corriendo. Indecisos dan vuelta en el paradero y salen corriendo en dirección contraria. Regresan al instante y se arrinconan abrazados en una esquina del paradero. Un hombre se acerca al paradero protegiéndose de la lluvia. Antes de entrar mira a la pareja con cierto recelo. Ellos simulan calma. Luego de entrar al paradero el hombre sacude sus ropas y busca en sus bolsillos algún papel. Se acerca a la pareja preguntando algo en tono bajo. Los dos se intimidan. Emilio responde agresivamente.
EMILIO
Qué es la joda? Qué le pasa?
HOMBRE
(Sorprendido y en actitud defensiva). Cómo así? Qué le pasa caballero? Yo sólo estaba preguntando
EMILIO
(Confundido y atemorizado). No venga a molestar que nosotros no nos estamos metiendo con nadie!.
HOMBRE
Y a este güevón qué le pasa?
RITA
(Que ha estado agarrada a un brazo de Emilio tratando de calmarlo, se interpone entre los dos hombres). ¡ Por favor, cálmese señor! Nosotros no tenemos nada que ver con ese problema.
HOMBRE
¡Yo estoy calmado señora! El alborotado es el ciudadano este. Cuál es la melcocha aquí?
RITA
(Angustiada y a punto de llorar). Ninguna melcocha señor. Le aseguro que nosotros somos personas decentes que tenemos una familia, un hogar...
HOMBRE
Yo también soy decente y tengo familia, pero qué es la joda con el hombre?
Rita se pone a llorar sobre el hombro de Emilio, este vuelve a salir en actitud agresiva hacia el hombre.
EMILIO
¡Ya, ya, señor! Qué es lo que quiere? Se da cuenta de lo que ha hecho?
HOMBRE
Cómo así? Está loco? ¡No me la venga a montar, no se rebote que se busca problemas!
RITA
(Vuelve a interceder enfáticamente). ¡Un momento señor! ¡Respete! ¡ Respete que nosotros no queremos problemas!
HOMBRE
¡Ustedes son los que tienen que respetar! Este es un sitio público, o no? Me la van a figurar de qué?
RITA
Esto es como un mal entendido porque... yo soy una señora, usted se puede dar cuenta y, bueno, estoy aquí con el señor... Rubén, por el asunto este del aguacero que nos tiene trancados a todos, pero nosotros no tenemos nada que ver.., con nada. Es decir, ya estábamos pensando en irnos...
EMILIO
(Interviene queriendo callar a la mujer). ¡Esperanza, no más! Deje tranquilo al señor que... es alguien muy correcto... (Al hombre). Sí caballero, excuse pero es que con este ajetreo todo el mundo se confunde... pero . . .nosotros vamos a esperar unos cinco minutos más a ver sí... y si no... En todo caso, buenas noches señor. Que le vaya muy bien...
El hombre desconcertado mira hacia uno y otro lado. Se recompone y se marcha.
HOMBRE
(Antes de salir se detiene un instante)... En todo caso perdonen... (Bajo) No me joda... (Sale.)
La pareja queda abrazada en una esquina del paradero. Rita se suelta del hombre.
RITA
(Entregándole la cartera). Yo no me llamo Esperanza. Rita Escalante de Barón, mucho gusto.
EMILIO
(Le recibe la cartera y le extiende la mano). Yo tampoco soy Rubén... Emilio Yañez, para servirle.
Se miran con desconcierto y desilusión, también a la cartera que él sostiene a distancia. Emilio se desplaza con lentitud hacia el lugar donde estaba la cartera para dejarla allí. Mira a la mujer tratando de encontrar una negativa. Finalmente la deja cubriéndola con el periódico que lleva en su bolsillo. Los dos caminan apesadumbrados en dirección contraria a la tomada por el hombre del incidente.
EMILIO
(En tono muy bajo)... Sí. Cierto?... Reales o no reales... hoy no era nuestro día... porque figurar en un periódico.., muerto en la calle en cualquier circunstancia... o peor aún, con una placa en el pecho reseñado en una cárcel...
RITA
(Detiene a Emilio). ¡Ay señor, un momento! Creo que la embarré. (Abre su cartera y se la enseña).
El hombre anterior regresa al paradero. Observa a la pareja a distancia y se para en una esquina del paradero mirando hacia la avenida.
EMILIO
(Indignado). Pero, cómo fue a hacer eso señora?
RITA
(Muy nerviosa). Le aseguro que fue sin querer. No sé cómo ocurrió en medio de la confusión. Pero... no creo que se note mucho, no le parece?
EMILIO
Está loca? Esto es muy peligroso!
RITA
Entonces qué hacemos?
EMILIO
Vaya rápido y deje eso allá donde estaba.
RITA
Seguro? Pero me espera aquí Emilio, por favor...
Rita corre hacia el paradero. El hombre allí gira frente a ella al sentirla llegar. Rita se detiene atemorizada. Sin moverse da vuelta, extendiendo suplicante su mano hacia Emilio, este desde su lugar también se la extiende. Los tres personajes quedan congelados.

— Sale la luz—



II. FRAGMENTO
EL INQUILINO
DÍA PRIMERO: LA LLEGADA

En la noche, un joven llega portando un pequeño y escuálido maletín frente al portal de una mansión. Asombrado la observa. Se acerca y acciona el timbre un par de veces. En un lugar al interior de la casa, aparece una adusta mujer madura. Se desplaza al sitio donde se encuentra el citófono y responde con cierta tensión y nerviosismo.
EMILY
(En alemán). Ya?... ¡Guten Tag!... Quién está allí?
ALEXANDER
(A través del citófono)... Soy yo señora.
EMILY
¡No sé quién es usted!
ALEXANDER
(Ríe) Estoy interesado en la habitación señora.
EMILY
(Mantiene un silencio). Viene usted por la agencia?
ALEXANDER
Por la agencia?... Sí claro, por la agencia (Ríe).
EMILY
Llega usted solo? (El joven no responde) No me escucha? ¡He dicho si viene solo!
ALEXANDER
Solo? (Ríe). Claro, solo. Estoy solo...
Emily deja el citófono. Duda un poco. En su idioma, habla en tono bajo para sí. Recompone su vestimenta e inicia desde el segundo nivel de la casa un laberíntico desplazamiento hasta llegar a la puerta de entrada. Con recelo se decide a mirar al exterior a través de un imperceptible visillo en la puerta. Allí encuentra al joven que intrigado espera.
EMILY
(A través de la puerta). Supongo que usted es estudiante como dice en las indicaciones.
ALEXANDER
Estudiante? Sí, exactamente. Estudiante.
EMILY
¿Puedo ver su carné?
ALEXANDER
(Confundido).¿ El... carné? No lo tengo aún porque... es decir, soy estudiante, pero justamente apenas voy a entrar a estudiar, entonces...
EMILY
Bueno, no importa. Otro documento cualquiera donde certifique que usted...
ALEXANDER
Sí, claro. Aquí tengo la copia de la matrícula donde dice...

EMILY
(Extendiendo su mano a través de una ranura en la puerta). Y la carta de la agencia también.
ALEXANDER
(Pasándole los papeles a la dama). Sí, la carta de la agencia y mis documentos de identificación. (Ríe).

La mujer observa los documentos. Le da una ojeada a l joven por el visillo. Le devuelve los papeles. Un poco molesta y confundida comenta bajo en su idioma. Luego procede a abrir la puerta provista de varios cerrojos, guardas y candados. Una vez la puerta abierta los dos se miran con recelo.
EMILY
¿Y bien?
ALEXANDER
(Con timidez)... Lo de la habitación.
EMILY
Ya lo sé. (Le indica que puede seguir pero Alexander ha quedado inmovilizado). Qué le pasa joven? Tiene algún problema o no me hago entender?
ALEXANDER
No, no. Es decir, sí... (Entra. Ella cierra la puerta con todas sus guardas y candados. El joven mira absorto al interior de la casa).
EMILY
Puede quitar sus zapatos. (Alexander se sorprende)... No comprende joven? Dije que puede quitar sus zapatos. (El joven confundido lo hace. Ella lo observa en detalle, luego le extiende una bolsa plástica para guardar los zapatos). No soporto el polvo. Si hay una cosa que no soporto es l! polvo. Francamente. (El asiente)... Yo soy alemana.
ALEXANDER
(Extiende su mano). Yo soy Alexander señora. Alexander Villamizar, mucho gusto. Estoy encantado de conocerla, usted me ha parecido una persona tan...
EMILY
(Cortante). Yo no puedo parecerle nada joven, porque usted no me conoce.
ALEXANDER
(Queriendo hacer un chiste). Pero si acabo de conocerla, cierto? (Ríe).
EMILY
(Fría sin comprender, dice algo bajo en alemán)...Bien, sigamos.(Inicia un recorrido para enseñarle la casa). Hay que ser muy vigilante con la luz, es muy cara en este sector de la ciudad. (Alexander se ha detenido, observando algo que llama su atención. Ella se devuelve molesta). Por qué se ha detenido, observando algo que llama su atención. Ella se devuelve molesta). Por qué se detiene joven? He dicho que me siga. (continúa) .
ALEXANDER
.......Sí... sólo estaba admirando. (La sigue). Esta casa es tan...
EMILY
Le decía que hay que cuidar mucho con la luz...
ALEXANDER
Sí, claro. Aquí debe ser muy cara.
EMILY
Así es. Por acá es el patio.
ALEXANDER
¡Que patio tan grande! Hay perros?
EMILY
No hay perros en esta casa... Y esta es la cocina.
ALEXANDER
(Asombrado). ¡Qué cocina tan amplia! Es muy bonita. Yo nunca había visto una cocina así de...
EMILY
Ya está bien joven. Es sólo una cocina (Continúan). Aquí es el salón comedor.
ALEXANDER
(Cada vez más admirado). ¡Qué maravilla de casa señora! Tiene usted unas cosas tan antiguas y maravillosas que...
EMILY
No son necesarias adulaciones
ALEXANDER
¡Se lo aseguro señora! Parece un museo. Con unos contrastes tan diferentes que...
EMILY
(Seca). ¡No son necesarias adulaciones! Francamente... Cuánto tiempo piensa tomar la habitación?
ALEXANDER
(Dudando). En tiempo... no sé, todo depende... unos cuantos meses.
EMILY
Pero cuánto son esos meses?
ALEXANDER
Bueno.., pueden ser cuatro... de pronto seis o siete... es decir... y usted sabe, todo es tan relativo...
EMILY
(Desconcertada). ¡No me habla de relativos joven! Estoy preguntando, cuántos meses piensa tomar la habitación. No comprende? (Molesta, dice algo bajo en alemán).
ALEXANDER
(Intimidado). Sí... bueno, en principio seis meses (En tono bajo para sí). O tal vez siete, ocho (A la señora). No, creo que mejor siete, aproximadamente.
EMILY
(Enfática). ¡No entiendo joven! Siete, ocho o seis, no es lo mismo. Cuántos meses exactamente?
ALEXANDER
Esta bien... Entonces siete, sí. Creo que siete, sí...
EMILY
(Reniega bajo en alemán)... Siete meses. Bien, siete. (Continúan el recorrido)... Y qué está estudiando?
ALEXANDER
Aún no. Es decir, voy a empezar... Antropología, sí... Antropología.
EMILY
(Se da vuelta y lo mira a los ojos un poco más amable)... Antropología?... Qué interesante.
ALEXANDER
(Contrito) Lo mismo decía mi madre... (Solloza)
EMILY
Qué pasa joven?
ALEXANDER
Nada... es por mi madre que...
EMILY
Comprendo... Pero no hay que llorar por los muertos. Francamente.(Continúa el recorrido).
Alexander se detiene atraído por la visión de una joven que cruza fugazmente por algún lugar al fondo de la casa. Emily vuelve a buscarlo. La joven ya ha desaparecido. Alexander desconcertado trata de explicarle con señas. Van a otro lugar.
EMILY
(Abre una puerta tan sólo un poco y la cierra enseguida con llave). Este es el dishing room.
ALEXANDER
Cómo?
EMILY
Es un salón. Siempre permanece cerrado. (Observa el escaso equipaje del muchacho). Y eso es todo lo suyo joven? (Alexander no sabe qué responder). Todo lo que trae para vivir aquí?
ALEXANDER
Por ahora sí, pero en dos o tres días...
EMILY
(Exaltada). ¡No joven! ¡No! ¡Yo no tolero el mugre! ¿Comprende? ¡La suciedad, no!
ALEXANDER
Claro señora yo tampoco, pero...
EMILY
¡No resisto el polvo, los malos olores y todas esas porquerías! Si hay algo que me obsesiona es la higiene
ALEXANDER
(Angustiado). Cálmese señora, yo entiendo exactamente...

Los dos parlamentos que siguen van simultáneos.

EMILY
(Habla en alemán y en español). ¡Nadie entiende exactamente! Hay que cambiarse la ropa cada día después de lavarse muy bien todas las partes, para estar limpio y tener una buena apariencia, lucir decente. ¿Cómo hago para que me comprenda joven? Y usted con esa ridícula bolsa.
ALEXANDER
Tiene razón, yo también pienso lo mismo. Estoy acostumbrado como toda la gente a bañarme muy bien todos los días, a cepillarme los dientes después de cada comida, a tener las uñas limpias, cambiarme a diario de ropa y todo lo demás como la gente decente. Soy una persona pulcra, le aseguro. Eso fue algo que siempre me inculcó mi madre. Tan sólo entienda que en dos, tres o cuatro días a más tardar me estarán enviando todo mi equipaje, todo...
EMILY
(Cambia de actitud. Se da vuelta y le extiende la mano). Bien. Usted luce una persona muy correcta.
ALEXANDER
(Desconcertado)... Y usted me parece tan exacta señora.
EMILY
Sigamos. (Suben una escalera)...¿Y cómo es su nombre?
ALEXANDER
Alexander. Alexander Villamizar.
EMILY
(Se detiene y de nuevo lo mira intrigada). Alexander?... Puedo llamarle Alex?
ALEXANDER
Si usted cree...

EMILY
Me gustaría... (Continúan el ascenso). Estudiante. Y qué está estudiando?
ALEXANDER
Antropología. Es decir voy a empezar...
EMILY
Antropología... Qué interesante... Aquí es el segundo nivel. Allí es mi habitación, ¡Privada! ¿Me entiende? ¡Pri-va-da!
ALEXANDER
Yo soy muy respetuoso.
EMILY
No estoy preguntando.
ALEXANDER
Dígame una cosa señora? Usted sola hace la limpieza de toda esta casa?
EMILY
(Cortante). ¡Así es!
ALEXANDER
Es usted una mujer muy vital. Se ve tan...
EMILY
(Le desconcierta el cumplido. Sigue hacia el baño y abre la puerta). El cuarto de baño.
ALEXANDER
(Entra). ¡Qué belleza!
EMILY
Su habitación no tiene baño privado.
ALEXANDER
Tiene tina y entra mucha luz.
EMILY
Tenemos que compartirlo.
ALEXANDER
¡Es una maravilla! Yo no tengo ningún problema señora. (Salen. El está muy entusiasmado).
EMILY
(Abre la puerta de otro cuarto). Y esta sería su habitación. (Abre la ventana). Tiene mucha luz, aire, limpieza....


ALEXANDER
(Emocionado). ¡Estupendo! ¿Quién puede pedir algo mejor? El sol entra por allí, no es cierto? Ubiquémonos oriente, occidente, norte... Es así? Bueno, eso lo iré descubriendo. Esto era lo que yo buscaba... Aquí podría poner mis libros... (Ella parada en la puerta repite en un tono más bajo algo de lo que el joven va diciendo). En este lugar mi escritorio queda muy bien. Este ángulo es preciso para la mesita de noche, con mi radio que es pequeñito y el reloj despertador. Acá una lamparita y la foto de mi madre, sí. Allá el canasto de la ropa sucia y allí la limpia, claro. Y este espacio para mi camita, sí, mi camita... (Encuentra un portarretrato). Esta joven de la fotografía es usted?
EMILY
(Sorprendida). ¡Dame eso acá! (Alexander le entrega el retrato. Ella nerviosa lo toma contra sí. Dice algo bajo en alemán). Es mi hija.
ALEXANDER
Su hija? Es muy linda. Se parece a la señora.
EMILY
Bueno, creo que usted estaría muy bien aquí para sus estudios de Antropología.
ALEXANDER
Tiene razón.
EMILY
Es una gran habitación por cuarenta y cinco mil pesos mensuales.
ALEXANDER
¿Cómo dice? ¿Cuarenta y cinco mil pesos? No, no señora, imposible. (Toma sus cosas y emprende el camino de regreso). La habitación es hermosa, amplia, luz, espacio para mis libros y todo lo demás, pero yo no puedo pagar esa suma.
EMILY
(Sigue tras él hablando en alemán. Alexander no ha llegado al primer nivel y la dama con un enérgico grito lo detiene). ¡Achtum!...
Treinta y cinco mil pesos, puede ser... (Avanza un poco). Con alimentación.
ALEXANDER
(Se da vuelta)... Con alimentación? Me parece muy bien.
EMILY
Hablando la gente se entiende.

Reinician el recorrido de la secuencia anterior, con las mismas acciones y más o menos los mismos parlamentos. Se omite el encuentro del portarretrato. Sobre el final del parlamento de Alexander en su habitación, Emily sale y se dirige a la suya.

SEGUNDA JORNADA: EL TE

En la madrugada, se escucha al exterior de la casa el sonido de un carro de basura. También puede verse reflejada su luz. Emily está en la cocina. Se pone unos guantes y un protector para su boca y nariz. Sale de la cocina con dos bolsas de basura hacia la puerta de entrada. Abre todas las guardas y después de mirar con cautela a uno y otro lado las saca al exterior. Regresa prontamente y cierra sus puertas. Vuelve a la cocina y sale.Hay un cambio de atmósfera. Emily, desde el salón en el primer piso.
EMILY
Alex!... ¡Alexander!... Quieres tomar un té?
ALEXANDER
(Sólo se le escucha mascullar algo. Sale de su habitación y desde el segundo nivel se acerca a la baranda). Señora?

EMILY
¿Quieres tomar un té Alex?
ALEXANDER
(Duda)... ¿Té?... Bueno, sí, gracias.
EMILY
¿Con azúcar?
ALEXANDER
Azúcar? Sí... Digo, no, claro que no. Enseguida bajo. (Vuelve a su cuarto).

Emily va a la cocina. Tararea alguna canción. Está eufórica. Lleva a la mesa la bandeja con el té y sus adminículos.

ALEXANDER
(Bajando por la escalera). Buenos días doña Emily.
EMILY
Buenos días Alexander... Creo que no has roncado anoche.
ALEXANDER
¿No?... Sí, es cierto. No he roncado anoche. (Ríe. Llega al salón comedor).

EMILY
Está funcionando el sistema... ¿Te gusta el té?

ALEXANDER
Bueno... en general no pero... en realidad si, me gusta.
EMILY
Eso está muy bien. ¿Azúcar?
ALEXANDER
¡No! Azúcar no, gracias.
EMILY
¿Algo de leche?
ALEXANDER
No. La leche me hace daño para...
EMILY
Claro, el té se toma sin leche. No comprendo por qué aquí... (Ríe y continúa hablando en alemán).
ALEXANDER
Así es... Qué aroma.
EMILY
Exquisito,¿cierto? Yo no soporto los malos olores. Francamente (Abre una cajita). Alexander, esta es mi cucharita, ¿la ves? Es la verde con las ranuritas. Tú puedes escoger entre la azul o la amarilla.
ALEXANDER
(Hace un juego para escoger)... ¡La amarillita! (Se ríen).
EMILY
¿Azúcar?
ALEXANDER
Dos, gracias. (Ríen de nuevo).
EMILY
Siempre es muy importante el dulce.
Beben el té con deleite, miradas y sonrisas. Ella vuelve a tararear su melodía. Luego recoge todo y lo lleva a la cocina. Entre tanto él observa con curiosidad un cuadro en una pared del salón.

ALEXANDER
...Y el caballero en la pintura …¿quién és? Tiene una mirada... inquietante. Y ese porte. Parece como de otra época.

Emily se crispa ante la pregunta. Sale de la cocina con una expresión severa en su rostro, mirando el cuadro y luego al joven. Se dirige a él caminando despacio. Alexander la percibe y se da vuelta quedando desconcertado ante la actitud y mirada de la señora. Se levanta de la silla y retrocede intimidado. Emily se acerca a él mirándolo fijamente.
EMILY
¡Joven! ¿Qué tiene su cara? Esa palidez y color de sus ojos sin brillo... ¡Falta vitamina, mucha vitamina! ¡Tiene que comer zanahoria! ¿Me comprende? ¡Mucha zanahoria! Es muy buena para la vista y también para la expresión del rostro.
ALEXANDER
(Desconcertado)... Zanahoria, sí, ahora recuerdo, mi madre siempre me hablaba de la zanahoria.
EMILY
Eso ya no importa.

Emily sigue hablando muy rápido, cortando cada frase. Alexander sube a su habitación repitiendo como autómata las frases que dice la dama, recoge sus libros y desciende la escalera en dirección a la puerta. Emily va al segundo nivel y continúa hablando atropelladamente. Los dos hablan al unísono en una especie de canon.
EMILY
Mucha zanahoria. No leche. No polvo. Exquisito el té. No mugre. Dos de azúcar. Zanahoria. No visitas. Privado. No escándalos. Compartido el baño. Mucho dulce. Zanahoria para la vista. No mujeres. No polvo. Privado. Siempre limpio. Puntual. No escándalos. Zanahoria. Temprano. Dos de azúcar.

Alexander ha salido a la calle y Emily ha entrado a su habitación. Luego de un silencio suena sin parar el timbre de la casa. Emily asustada sale de su habitación y se dirige al citófono.

EMILY
¿Quién es allí?... ¿Eres tú Alex?... ¿Qué ha pasado Alexander?... (Maldice en alemán). Quién está allí jodiendo otra vez? (Exaltada y hablando en alemán baja las escaleras, atraviesa los pasillos y llega a la puerta de entrada abriéndola con temor. El timbre ha seguido sonando. Mira al exterior hacia uno y otro lado y despega una cinta pegada al timbre). ¿Qué es que quieren conmigo, miserables de mierda?... ¡No! ¡No me van a enloquecer!... (Se escucha el sonido de un vidrio que le rompen de una pedrada. Corre a un lado de la casa. Descompuesta mira al horizonte sin percibir a nadie. Está nerviosa y energúmena). ¡Canallas! ¿Por qué se esconden de mí? ¡Yo no he hecho nada a nadie!... cobardes! (Vuelve a la puerta de su casa protegiéndose allí). ¡Yo no estoy sola si eso es lo que creen! ¡Yo no estoy sola! ¡Perros miserables!... ¿Qué tienen contra esta mujer? (Empieza a cerrar sus puertas). No le hago mal a nadie. Por qué no puedo vivir en paz?... ¡Yo no me voy a ir de aquí!... ¡No me voy a ir!... ¡Perros, sicarios!... (Totalmente descompuesta asegura muy bien la puerta con todas las guardas. Con un profundo sentimiento de ira e impotencia se desplaza sollozando a su habitación. Habla bajo en alemán y español).


TERCERA JORNADA: EL BAÑO

En la habitación de Alexander se escucha un reloj despertador. El joven abre la ventana y mira al exterior. Emily en su dormitorio tararea una melodía. Alexander sale vistiendo una bata de baño y pantuflas, lleva una toalla y el cepillo de dientes en su boca. Va hacia el cuarto de baño pero se detiene escuchando la melodía que Emily entona en su habitación. Sin poder vencer la curiosidad se acerca cautelosamente hasta la puerta del cuarto. Oye ruidos y se aleja. Lo detiene la visión de la misma joven que fugazmente se le apareciera el día de su llegada a la casa. La joven con lentitud cruza de un lado a otro en el primer nivel. Alexander desde el balcón en el segundo nivel la sigue. La visión de la joven desaparece. Alexander queda desconcertado. Emily sale de su cuarto encontrándose de frente con el joven. Tan sólo viste una delicada y sutil bata de dormir. Ella queda paralizada tratando de cubrirse con las manos. Alexander sorprendido trata de no mirarla.
EMILY
¿Alex… Qué es esto?
ALEXANDER
Doña Emily... Excúseme. Yo sólo salía.., es decir me disponía...
EMILY
¡No! ¡Esto no puede ser Alex!
ALEXANDER
Claro que no. Pero yo no quería...
EMILY
Se supone que es muy temprano.
ALEXANDER
Sí pero hoy tenía que levantarme antes porque...
EMILY
¡No Alex! Cómo es posible que tú... (Corre a su habitación hablando algo en alemán).
ALEXANDER
(Angustiado). ¡Doña Emily discúlpeme, yo no pretendía!... Si quiere siga usted primero... Yo puedo esperar... (Recrimina su torpeza y luego se decide a entrar al baño, allí se acicala y sale con prevención).

Emily sale de su habitación ahora cubierta con una pesada bata. Se encuentran y de soslayo se miran con algunos gestos de cortesía. El joven entra a su dormitorio y la señora al baño. Frente al espejo mira su rostro fija y severamente. Con tristeza lo acaricia diciendo algo bajo en alemán. Entre tanto Alexander sale de su cuarto con sus libros y desciende las escaleras. Emily ha salido del baño va a su habitación. El joven con curiosidad mira hacia el segundo piso. Se dirige a la puerta de entrada y de pronto escucha el sonido del camión de la basura. Se da cuenta de su olvido y corre a la cocina, saliendo de allí con un par de bolsas de basura. Presuroso abre la puerta pero en ese momento el camión se marcha. Indeciso queda en la entrada con las bolsas. Cierra la puerta, mira a uno y otro lado y las arroja lejos con picardía. Se marcha en dirección contraria.







CUARTA JORNADA: LA COMIDA
Emily se encuentra en la cocina preparando una comida. Su semblante es jovial. Alexander llega de la calle cargando unos paquetes de compras, abre la puerta y entra a la casa.
EMILY
¿Alexander?... ¿Eres tú Alex?
ALEXANDER
(Cerrando la puerta). ¡Sí, soy yo doña Emily, al fin llegué!
EMILY
Te has tardado un poco.
ALEXANDER
El transporte estaba complicadísimo. (Va al comedor).
EMILY
Espero que hayas traído todo. ¿Encontraste el té?
ALEXANDER
Eh... bueno, es decir, conseguí todo menos el té
EMILY
(Habla algo en alemán).
ALEXANDER
Esto huele delicioso doña Emily.
EMILY
¿Te parece Alex? (Ríe). Apenas estoy preparando los ingredientes.
ALEXANDER
(Riendo). Entonces debe ser psicológico. La intuición de que este va a ser un banquete maravilloso.
EMILY
No hay que exagerar. Es solo una comida... afectuosamente por cierto (Ríe y desde la cocina se asoma al comedor). ¡Alex! Veo que has estado de compras para tu cumpleaños. (Se acerca a él). Esa chaqueta está de moda y te queda muy bien. (Alexander orgulloso la luce para ella). Y esa cachucha, también va. Además controla ese pelo rebelde que tienes. (Los dos ríen. Alexander tímidamente se mueve de un lado a otro presumiendo de sus compras).
EMILY
Todo muy bien Alex pero estoy esperando la sal allí en la cocina.
ALEXANDER
¿La sal? ¡Claro, listo! (Recoge los paquetes y los lleva a la cocina. La señora lo sigue).
EMILY
Alexander, ¿ves esas moscas negras?... ¿Tú has sacado las bolsas de la basura exactamente?
ALEXANDER
(Desconcertado)... Si... Yo he sacado la basura...
EMILY
Aquí hay un papel donde está escrito los días y horas exactas en que pasa el camión de las basuras,¿recuerdas? (El joven asiente). Es que has sacado las bolsas después que ha pasado el camión?
ALEXANDER
(Intimidado)... Bueno, tal vez no me di cuenta.
EMILY
(Severa). ¡Hay que darse cuenta a todo Alex! Los malditos perros de esta ciudad han despedazado las bolsas y afuera ha quedado toda una inmundicia y estas horribles moscas negras han entrado a mi cocina y no puedo sacarlas. ¡No lo soporto!
ALEXANDER
Excúseme doña Emily, no sé qué me ha pasado. Yo trato de...
EMILY
¡Hay que darse cuenta a todas las cosas Alex! Francamente.
ALEXANDER
...Tiene razón. Le aseguro que no volverá a pasar.
EMILY
(Cambia de actitud). Claro Alex. Es terrible.
ALEXANDER
(Inquieto, mira de un lado a otro hacia el salón). Lo que pasa doña Emily es que no sé, aquí hay algo que me inquieta pero que...
EMILY
(Lo mira intrigada). ¿Qué cosa es que te inquieta Alex?
ALEXANDER
No....en realidad no es nada... son como suposiciones, creo yo. (Riendo). Bobadas...
EMILY
(También ríe). ¿Sí, aquí le llaman cucarachas en la cabeza, no es cierto? (Los dos ríen. Ella comenta algo en alemán).
ALEXANDER
(Un poco nervioso)... Bueno, no puedo quedarme aquí viéndola... podemos cocinar juntos, yo puedo ayudarle.
EMILY
¿Tú sabes cocinar Alex? ¿Acaso conoces cómo preparar esto?
ALEXANDER
....Yo... tiene razón, no sé por qué lo dije.
EMILY
Gracias, pero sólo colabora en lo que te indique. Llena una olla de agua, medio nivel y colócala al fuego.
ALEXANDER
¡ Listo! (Busca la olla y la pone a llenar. Luego se queda mirando lo que ella hace). Que bien corta usted esos cuadraditos, tan perfectos, y tan lindo que se ve el color de todas las verduras juntas.
EMILY
(Lo mira). ¿Eres muy sensible, cierto?
ALEXANDER
(Se avergüenza y no sabe qué decir)... Es una maravilla tener una cocina tan grande y acogedora, hasta se puede hacer visita aquí... Pero dígame, en realidad ¿nadie le ayuda en la limpieza de esta casa tan grande doña Emily?
EMILY
(Cortante). ¡El agua Alex! ¡Has dejado botar el agua!.
ALEXANDER
(Se asusta con el grito y cierra la llave). Otra vez me distraje. Pero no hay problema, se hace así y queda media olla de agua. (Bota el agua sobrante en el lavaplatos).
EMILY
(Se frunce de la ira). ¡Sí hay problema Alexander!! ¡Claro que hay problema! (Dice algo en alemán).
ALEXANDER
(Sorprendido)... Es usted tan exacta doña Emily.
EMILY
(Se recompone) No lo sé Bien, ahora ponle un poco de sal al agua.

ALEXANDER
¿Dos o tres cucharadas está bien?
EMILY
....Puede ser, algo así más o menos. También agrégale algo de pimienta y garlik powder.
ALEXANDER
¡Listo! (Busca los condimentos). Pimienta y... garlik powder, aquí están. En que proporción?
EMILY
Bueno ... aproximadamente un poco. La justa proporción.
ALEXANDER
(Ríe). Claro, la justa proporción. Eso es algo que se va como intuyendo, ¿cierto? (Emily ríe)... Usted cocina con una habilidad que me recuerda a mí madre. Ella lo hacía con tanto amor.
EMILY
(Lo mira y lo toma del rostro). También eres muy sentimental... Pero no hay que llorar por los muertos. (Dice algo en alemán).
ALEXANDER
¿Cómo?
EMILY
No importa AIex... Bien, ahora la esencia. iLa carne! Préstame un cuchillo del segundo cajón a la derecha.
ALEXANDER
¡Listo! (Busca en el cajón y luego esgrime frente a Emily dos gruesos cuchillos). Cuál de estos prefiere?
EMILY
(Grita aterrorizada). ¡Quieto Alex! ¡No hagas eso por favor! ¿Por qué? ¡No lo vayas a hacer! (Alexander queda paralizado ante los gritos de la señora. Ella cae en cuenta del malentendido)... Oh, Alexander. Excúsame pero es que... No hagas eso nunca Alex. (Se ríe con nerviosismo)... Nunca... Bueno, entonces prefiero este para la carne. (Toma uno de los cuchillos). Aunque nunca quisiera tener uno de estos dentro de la mía. (Ríe con exageración. Alexander apenas se sonríe sin comprender muy bien el comentario). Era sólo un chiste Alex, como ustedes dicen acá. (Vuelve a reír).
ALEXANDER
(También riendo). Sí, un chiste alemán...
EMILY
(Ríe). A mí me encantan los chistes, el sentido del humor.
ALEXANDER
(Finge reír)... Sí, son muy buenos. A mí también...
EMILY
Préstame ahora un aceite de olivas. Arriba en el estante.
ALEXANDER
(Abre la puerta de un estante). ¡Qué cantidad de aceites doña Emily! ¡ Aceite natural, animal, vegetal, aceite de ajonjolí, de hígado de bacalao, aceite de tiburón, increíble!.
EMILY
Tiene una etiqueta en alemán.
ALEXANDER
(Busca en otro estante). ¡Yo nunca había visto tantas salsas! Tártara, rosada, negra, inglesa, de vechamel. Esto es... jengibre. Y aquí... (Toma un frasco extraño que le llama la atención). Este debe ser su aceite especial. (Se lo enseña a Emily).
EMILY
(Grita aterrorizada al ver al joven con el frasco en sus manos). ¡Alex! ¿Qué has hecho? (Alexander queda paralizado). Qué haces con eso en tus manos? (Le quita el frasco y lo toma con celo).
ALEXANDER
...No sé, usted me dijo que...
EMILY
(Descompuesta y fuera de sí). ¡Yo no he dicho nada!... ¡Silencio Alexander! Sí tal vez dije algo... ¡pero no que…que tomaras ésto! (Maldice en alemán). ¿De dónde lo has sacado Alex?
(Alexander desconcertado le indica con un gesto. Ella reniega en alemán, dándose cuenta del descuido de haber dejado el estante sin llave. Casi llorando y furiosa consigo misma). ¿Cómo es posible?... Se supone que siempre... (Continúa hablando en alemán).
ALEXANDER
(Con prudencia intenta acercarse a la señora). Doña Emily no entiendo, pero si he hecho algo malo...
EMILY
¡No te me acerques Alexander! ¡No te acerques a mí!

Alexander corre despavorido al comedor. Emily llorando y maldiciendo en alemán sale por la otra puerta de la cocina.

ALEXANDER
(Se acerca a la cocina)... Doña Emily, entonces lo de la comida... (No encuentra respuesta. Vuelve al salón, moviéndose de un lado a otro sin entender lo que ha ocurrido. De pronto toma sus libros de la mesa y sale a la calle).

QUINTA JORNADA : LA EMBRIAGUEZ

Se escucha suave, la misma sinfonía para piano de Schubert con la que se inicia este fragmento. Emily sale de la cocina al salón comedor, tan sólo ataviada por una transparente y delicada bata de noche. Lleva en una mano un candelabro con velas encendidas y en la otra la misma botella causante del incidente con Alex en el cuadro anterior. Se desplaza con levedad, casi como danzando. Está transportada. Emite suave algunas frases en alemán y también en otra lengua extraña. Se sienta a la mesa. Sirve dos copas del bebedizo de la botella y bebe de una de ellas evidenciandose su efecto.

EMILY
(Combinando frases en alemán, español y otra lengua cifrada)
....Una cabeza humana que viene lento del olvido, este aire se detiene... Sus miradas están lentas... Quiero partir en dos este sueño... Sí, una parte para el dolor... y la otra... Quiero encontrar aunque sea una imagen borrosa, algo...

Entre tanto, Alexander ha llegado a la puerta de entrada a la casa. Viene embriagado buscando las llaves, lo sorprende desde la ventana de su cuarto, la visión de la joven que efímeramente se le apareciera en anteriores ocasiones. La joven en la ventana se desnuda frente a él. Alexander incrédulo se toma la cabeza y frota sus ojos. La visión desaparece. Entra a la casa y escucha suave lo que habla la señora. En medio de su embriaguez percibe una atmósfera extraña en el lugar. Se acerca al salón encontrando a Emily en trance y ligera de ropas. No sabe si es sueño o realidad. Ella sigue abstraída y no parece darse cuenta de la presencia del joven. De aquí en adelante se desarrolla una ambigua situación entre los dos.
EMILY
No me comprendiste Alex, ¿por qué?
ALEXANDER
...Ay Emily... buenas noches... (Tratando de excusarse). Yo nunca he hecho esto porque... yo sé que aquí... Pero usted sabe, los estudian tes a veces, sobre todo en algunos momentos cuando la euforia...
EMILY
(En su trance). Dejo descansar mi cabeza triste en la sombra que llega del ruido de tus zapatos. Y vuelvo…a esa otra margen, como la noche tan grande, para negarte...
ALEXANDER
(En su embriaguez). Yo siempre pensaba que no podía llegar tarde pero... fue inevitable. Allí estaban todos... y ella, que es una especie de tentación juvenil.
EMILY
¿Eres tú Alex? ¿Es cierto eso?
ALEXANDER
.....Sí, claro. Soy yo de carne y hueso.

tomado de la página de la Biblioteca Luis Angel Arango de Bogotá