11 de agosto de 2009

TRÁFICO PESADO

FRAGMENTOS DE CIUDAD
de
FERNANDO PEÑUELA



...Cuando el diluvio, mandaron hacer un arca de Noé, para que no se ahogaran los animales...

PERSONAJES

I. FRAGMENTO: EL PARADERO
RITA
EMILIO
HOMBRE

II. FRAGMENTO: EL INQUILINO
1. ALEXANDER
2. EMILY
3. APARICIÓN



I. FRAGMENTO

EL PARADERO

Llueve infatigablemente en la noch. Un hombre maduro con aspecto de oficinista llega protegiéndose de la lluvia a una lóbrega y solitaria parada de buses. Luego de reconocer el lugar y sacudir un poco sus ropas se dispone infructuosamente a esperar transporte. Su expresión refleja una gran preocupación. Tan solo pasan veloces algunos automóviles. El hombre se mueve con desespero de un lado a otro en el pequeño espacio del paradero. Saca del bolsillo una carta que lee con dificultad y aflicción. Su lectura le provoca ira y llanto incontenible que trata de reprimir. Rompe el papel en pedazos. Indeciso trata de marchar a otro lugar. Queda allí en medio de la lluvia. De pronto, entra una mujer agitada de mediana edad. Viste con elegancia aunque su apariencia se ve un poco maltrecha por la lluvia. Viene llorando y se detiene con temor ante la presencia del hombre quien también se inhibe, tratando de mostrar una actitud cortés e inofensiva. Con cierto recelo la dama se decide a protegerse bajo el parador, disimulando su difícil circunstancia.
RITA
(Entrando al paradero)... Buenas noches señor.
EMILIO
(Apenas murmura un saludo y se hace el desentendido).
La mujer sollozando en una esquina del paradero trata de arreglar la manija de su cartera. El hombre la observa con prudencia. Ella mira hacia la desierta avenida.
RITA
(Murmurando para sí)... Y ahora no pasa nada por aquí.
EMILIO
(En tono bajo). Con este aguacero y por este lugar el transporte se pone muy difícil.

La mujer asustada sacude sus ropas y el cabello. No puede contener el llanto. El hombre se desconcierta pero luego asume una actitud amable hacia la descompuesta dama.
EMILIO
. . Le pasa algo señora?
RITA
(Prevenida)¿Cómo? ¿Qué le pasa señor?
EMILIO
Cómo así?... No, a mi nada... es decir... disculpe señora, yo... tranquila
RITA
(Enfática). Yo estoy tranquila señor! Qué le pasa a usted?
EMILIO
(Desconcertado)... Ya le dije que nada. Yo sólo quería.., bueno, en realidad no vaya a pensar que yo...
RITA
(Cortante). ¡Yo no estoy pensando nada señor! (Los dos se miran a distancia y con prevención)... Discúlpeme pero yo creo que usted entiende que uno por aquí no sabe...
EMILIO
Sí, claro. No se sabe lo que pueda pasar.
Quedan en silencio y a prudente distancia esperando su transporte. Furtivamente se observan. La mujer gime y trata de recomponerse. Con discreción saca de su cartera un espejito observando con ira señales de un golpe cerca a su ojo.
RITA
(Finge frente al hombre) .. Estaba como lloviendo..
EMILIO
Está diluviando señora.
RITA
Ah sí, tiene razón. Que tonta soy, ya ni sé lo que digo... Con tanta cosa uno se confunde...
EMILIO
Si. La comprendo perfectamente.
RITA
(Tratando de justificarse empieza a hablar en desorden). Pero no vaya a creer que yo... Bueno, no sé lo que usted estará pensando de mí, viéndome aquí... Claro, yo entiendo que... una mujer como yo, sola, a estas horas y en un lugar como este... es decir, no se vaya a imaginar... Cómo le puedo explicar señor? Usted no entiende? (Vuelve a sollozar)... La vida desgraciadamente a veces...
EMILIO
(Simultáneamente sobre el anterior texto de la mujer)... Tranquila señora, le aseguro que no estoy pensando nada. De ninguna manera se vaya a imaginar que yo... Es decir, por mí no se preocupe... No, no, usted no tiene nada que explicarme... Claro, yo entiendo que a veces todos tenemos... Bueno, si... la vida desgraciadamente no siempre es como uno quisiera que fuera.... Que vaina...
Los dos se miran y ríen con nerviosismo. Quedan luego en silencio.

EMILIO
(Quebrando el silencio)... Y como qué horas serán?
RITA
(Mira su muñeca y luego busca el reloj en la cartera).
EMILIO
(Constatando en su reloj). Las diez y media ya?
RITA
Cómo? Las diez y media? ¡No puede ser, Dios mío! (Desesperada empieza a moverse de un lado a otro en el lugar). Y por aquí no pasa nada ni se ve un alma. Y este sector es como...
EMILIO
Peligroso? Eso dicen, sobre todo a estas horas.

Durante el siguiente parlamento del hombre ella se mueve de un lugar a otro sollozando. De pronto fija su mirada en una esquina del paradero, descubriendo un maletín abandonado que ha estado más o menos oculto bajo algunos papeles de basura. Intrigada mira fijamente al hombre y al maletín mientras éste sin percatarse continúa en su soliloquio.
EMILIO
...Pero confiando en Dios yo no creo que seamos tan de malas que.... En todo caso sí es muy raro, porque otras veces llueve igual y algo pasa finalmente. A no ser que... No, yo no creo. Pero qué puede haber pasado? Yo no he oído nada. (Dirigiéndose a ella). Usted ha escuchado algo?
RITA
Cómo?
EMILIO
Le decía que por aquí no está pasando nada y no sé si usted...
RITA
(Desesperada). Y ahora qué voy a hacer? Cómo puede ser posible? Por qué me tenía que pasar esto a mí? ¡Maldita sea! ¡Miserable!... Cómo voy a hacer para llegar a mi casa? Juanito y María Paula están solos, me entiende? Y ese desgraciado quién sabe para dónde habrá agarrado... Y entonces qué vamos a hacer señor? Dígame que voy a hacer yo?
EMILIO
(Simultáneamente sobre el anterior texto de ella). Lo que pasa es que esta desorganización ya no tiene límite señora. Esto es una locura, quién entiende? Uno jamás se entera de nada. Les da por cambiar las rutas del tráfico o hacer unos arreglos que... ¡Es el colmo! No hay respeto por el ciudadano! La gente nunca sabe qué es lo que pasa en esta ciudad. (Se calla ante la última pregunta de la mujer sin saber qué responder)... No sé... Por acá no pasa nada y... Yo creo que lo mejor es irme caminado a otro lado... Ahora, si usted quiere... (La invita a acompañarlo).
RITA
(Asustada)... Pero, cómo me voy a ir con usted si no lo conozco y…

El hombre después de un gesto emprende su marcha.
RITA
(Tratando de detenerlo). No se vaya señor! Por allá debe ser muy peligroso. Yo creo que lo mejores... (En medio de su desespero recoge la cartera tirada en la esquina del paradero). ¡ Un momento señor! ¡Su cartera!... (Emilio se detiene y da vuelta). Olvidó su cartera...
El hombre sorprendido observa a la distancia la cartera que le extiende la mujer. Después de dudar un poco regresa lentamente al paradero. Con mucho recelo recibe la cartera.
RITA
Le suplico que no me vaya a dejar aquí sola en este lugar tan... peligroso. Yo creo que si esperamos aquí los dos... confiando en Dios, algo tiene que pasar. No le parece?
EMILIO
(En una esquina del paradero con la cartera en sus manos paralizado del temor)... Sí, yo creo que algo pase... confiando en Dios.
RITA
En todo caso excúseme señor. Me da pena con usted... No sé qué pensará de mí pidiéndole ayuda a un extraño pero es que... me ha parecido una persona respetuosa y... usted sabe, hoy en día una mujer sola... está expuesta a muchas barbaridades... (Ríe). Seguramente le debo parecer ridícula pero le pido que me entienda...

Durante el anterior parlamento Emilio a hurtadillas ha decidido abrir la cartera pero no lo logra. Rita por su parte intrigada lo mira con prudencia.
RITA
(Para sí). Francamente yo no sé qué carajo estoy haciendo aquí. ¡Todo esto me pasa es por bruta!
EMILIO
Tiene razón señora.
RITA
Cómo? (Se da vuelta fijando su atención en la cartera).
EMILIO
Qué dice?
RITA
No, qué es lo que usted está diciendo de mí?
EMILIO
Yo no he dicho nada señora... (Se adelanta tratando de distraer la atención de ella). O sí, está como dejando de llover.., un poco...
RITA
...Cierto... Confiando en Dios ahora el transporte mejora...

Quedan en silencio haciéndose los desentendidos y mirando hacia la avenida. Rita está cada vez más intrigada por la cartera. Emilio se decide con desespero a intentar abrirla. De pronto ve una pequeña mancha de sangre en su vestido y en su mano. Asustado arroja la cartera. Los dos se miran paralizados y observan la cartera.
RITA
¿Qué le pasó señor?
EMILIO
(Muy nervioso). No, nada, nada... O sí... me corte un poco... No, una pequeña raspadura nada más, pero no es nada grave.
RITA
(Señalando la cartera)... Entonces no es...
EMILIO
(Simulando). Qué cosa?
RITA
Su cartera.

EMILIO
¡Ah sí!... No. no... es decir... (Intempestivamente toma a la mujer por un brazo). ¡Yo creo que lo mejor es que nos vayamos de aquí inmediatamente!
De pronto llega un auto deteniéndose frente a ellos. Ambos se asustan. El recoge rápidamente la cartera y toma a la mujer del brazo. Quedan petrificados. El automóvil permanece allí detenido por algunos instantes y luego reinicia su marcha. La pareja lo mira alejarse.
RITA
(Se suelta de Emilio). En realidad no es suya, ¿cierto?
EMILIO
¿Cómo así? (Arroja la cartera y habla atropelladamente). Señora, yo no tengo nada que ver con eso, se lo juro. Yo simplemente... lo que pasa es que... ¿cómo explicarle?
RITA
(Mirando la cartera y a su alrededor). Tranquilo, no tiene nada que explicarme.
EMILIO
Sí, porque de pronto usted va a pensar que yo...
RITA
¿No le parece muy raro?
EMILIO
¿Qué cosa?
RITA
Parece una cartera muy fina y como en buen estado. ¿Quién habrá podido olvidarla en un lugar como este? Usted no ha visto...
EMILIO
¡No! ¡Le aseguro que yo no he visto a nadie por aquí!
RITA
No, quiero decirle si... ¿no le mata la curiosidad?
EMILIO
¿Qué?
RITA
Ç¡Qué podrá tener adentro?... de pronto...
EMILIO
De pronto ésto es algo muy raro señora. Yo mejor me voy. (Emprende su marcha).
RITA
(Gritando histérica). ¡Un momento señor, no se vaya! ¡No sea tan miserable! (Recoge la cartera y va hacia él. Emilio asustado se vuelve). ¡Cómo me va a dejar aquí sola con ésto! ¡Además usted es el culpable y ya nos vieron!
EMILIO
¡No grite señora! ¡Cállese por favor! Alguien puede pensar que yo...
RITA
¡No me importa lo que puedan pensar pero usted tiene que responder por ésto! (Le acomoda la cartera).
EMILIO
(Embarazado con la cadera). Responder por qué? Si yo no he hecho nada. Sólo estaba aquí esperando el bus y...
RITA
(Enfática). ¡Los dos estábamos aquí esperando bus y nos encontramos esa cartera!
EMILIO
No sé... sí... no... bueno, puede ser que así haya sido… ¿y ahora?...
RITA
(Temerosa, mirando para todos lados)... Pues... abrirla para ver qué tiene adentro.
EMILIO
Será?... Pero esto es muy raro.
RITA
Sí claro, pero... por aquí no se ve a nadie y... al fin y al cabo nada se pierde.
EMILIO
(Indeciso pero también picado por la curiosidad le pasa la cartera a Rita)... Está bien, entonces ábrala usted.
Se pasan la cartera el uno al otro.
RITA
¡No señor, usted llegó aquí primero!
EMILIO
Sí, pero usted fue la primera que vio la cartera.
RITA
Usted ya la había visto porque estaba detrás suyo cuando yo llegué aquí.
EMILIO
¡No sea mentirosa! Yo cómo iba a saber?
RITA
¡Yo no sé! ¡Pero... además usted es el hombre!
EMILIO
(Queda con l a cartera y vuelve a intentar abrirla con afán). Eso es lo de menos ahora señora. ¡Pero por favor, no se ponga nerviosa!
RITA
¡El nervioso es usted! ¡Cálmese!
EMILIO
(Sin lograr abrirla). Se da cuenta? Esta es una cartera de mujer y.. este puto broche está trabado.
RITA
(Le quita la cartera para intentar abrirla). Todos los hombres son inútiles cuando se les necesita de verdad. (Sin poder abrirla)... Sí, está como trabada. (Palpa la cadera). Pero aquí hay algo. Maldita sea!... Vigile. Mire bien que no venga nadie. (Se quita un zapato y con el tacón golpea desesperada los cierres de la cartera).
EMILIO
(Mirando a uno y otro lado percibe una luz que se enciende tras la ventana de un edificio próximo). ¡Quieta! ¡No se mueva! (Rita se detiene atemorizada). Encendieron una luz en ese edificio a la derecha, como en el tercer piso...
RITA
Y ahora qué hago?
EMILIO
Calma. Levántese despacio sin llamar la atención.
Rita se pone su zapato y empieza a incorporarse. Súbitamente arroja la cadera y va a una esquina de l paradero.
EMILIO
(Recoge la cadera y se la entrega). ¡ No la bote, no sea bruta!
RITA
¡No me trate así señor! ¡No me trate así que usted apenas me conoce!
EMILIO
Tiene que ser. Desde esa ventana nos estaban observando.
RITA
Está seguro?
EMILIO
No sé... En todo caso esto es algo muy extraño
RITA
Sí. La vida en general es muy rara, no?... (Vuelve a quitarse el zapato para intentar abrir a golpes la cartera). Qué carajo, ésto tiene que abrir de alguna manera.
EMILIO
(Se le arroja deteniéndola y le arrebata la cartera). ¡Ahora no señora! No se da cuenta que nos están observando?... Y ese carro que se detuvo... Yo creo que nos metimos en la grande.
RITA
Quién sabe... De pronto nos la ganamos, la grande. (Ríe).
EMILIO
No me hace gracia el chiste señora... ¿Y ahora qué hacemos?
RITA
(Decidida se le acerca tratando de arrebatarle la cartera). ¡Pues salir de dudas! ¡No vamos a ser tan inútiles que no podamos abrir una cartera!
EMILIO
(Rechazándola). ¡Por favor señora, cálmese! ¡Esto hay que tomarlo con calma! No se da cuenta?... Mire con disimulo a ver si la luz allá arriba aún está encendida. (Rita se vol tea).
EMILIO
(Tomándola del brazo). ¡Le dije con disimulo! ¿No entiende?
RITA
(Molesta). ¡Tranquilícese usted señor!... Francamente su actitud sí es sospechosa.
EMILIO
Le parece?
RITA
Claro. Usted está como siempre me dice David, mi marido, paranoico.
EMILIO
(Luego de mirar hacia la ventana). Apagaron la luz... Bueno, lo mejor ahora es hacer de cuenta que no ha pasado nada. Porque en realidad aquí no ha pasado nada, cierto? Nosotros no tenemos nada que ver con ningún asunto raro. Entonces dejamos esta cartera tal y como estaba y desaparecemos del lugar. (Deja la cartera en el lugar inicial y emprende su marcha).
RITA
(Toma la cadera y trata de persuadir a Emilio). Está loco señor? Cómo vamos a dejar esto así sólo por unas suposiciones? ¡No!
(Intenta abrirla).
EMILIO
(Angustiado se devuelve y trata de quitarle la cadera que ella retiene). ¡Suéltela, carajo! (Forcejean).
RITA
Ni siquiera sabemos lo que tiene adentro.
EMILIO
¡No sea loca señora!
En el forcejeo la cartera se abre, los dos quedan paralizados ante lo que ven en su interior.
RITA
(Con los ojos desorbitados)... Se lo dije. Se lo estaba diciendo, o no? Yo sabía que mi intuición no me engañaba.
EMILIO
(Cierra la cartera y la cubre con sus brazos). Esto no puede ser.


RITA
Pero es. Ambos lo vimos... Miremos otra vez para convencernos de que no estamos soñando.
EMILIO
(Pasándole la cadera a ella). Es menos sospechoso si usted la tiene porque parece una cartera de mujer.

Rita toma la cartera con temor sin decidirse a abrirla de nuevo. Emilio mira alrededor y abre e l paraguas para ocultar la pesquisa.
Abren la cartera. Ella queda transportada de emoción y él aterrado por lo que ve al interior.
EMILIO
Y esto qué es?
RITA
Lo que está viendo. Cómo le parece?
Los dos hablan para sí simultáneamente.
EMILIO
No... Esto no puede ser posible. Qué explicación tiene que... de pronto uno llega tranquilamente a un lugar, claro, con todos los problemas que puede tener cualquier persona normal y... aparece la señora y una cartera que... Sí, usted llegó aquí y yo esperando... y de pronto ésto que... es como muy raro, no entiendo. Parece como un sueño...
RITA
Esto es como un imposible pero tiene que ser posible... Que tal, llegar a mi casa después de todo lo que ha pasado y poderle decir al imbécil ese del David: ¡Se acabó la farsa don señor! ¡Me voy con mis hijos y no me va a volver a ver jamás!... O tal vez es mejor llegar tranquila con todo ésto y aplicarle su misma medicina: ¡El sometimiento! Sí. Porque ya no voy a depender más de sus ridículos negocios, ¿Me oye? Ahora usted va a depender de mi poder...

EMILIO
(La mira extrañado). ¿Qué le pasa señora?
RITA
(Volviendo de su ensimismamiento). ¿No le parece maravilloso?.. Y ahora cómo hacemos?
EMILIO
(Muy nervioso). No tengo ni idea, yo nunca he estado metido en una cosa de estas.
RITA
(También nerviosa pero un poco más controlada). Yo tampoco pero hay que hacer algo.
EMILIO
(Mira hacia la avenida). Parece que allá viene un taxi. Usted se queda quieta...No, mejor está conmigo para que vean que hay una mujer, es más confiable... Cuando se detenga, súbase rápido y no vaya a decir nada, el que habla soy yo... (Con desespero trata de detener el taxi que sigue de largo).
RITA
(Angustiada). ¡Pero por qué no nos recogió, carajo!... Creo que allá viene otro. Déjeme intentarlo a mí. (Se quita su cadera y el abrigo y se los entrega a Emilio). Yo soy una señora decente y mi Dios es testigo, pero en estas circunstancias las mujeres tenemos recursos que debemos utilizar. (Se da la bendición y arregla su vestido sugestivamente. Se para en el borde del paradero).

EMILIO
(La ha l a hacia atrás tratando de cubrirla). Se volvió loca señora? Cómo se va a exponer así?
Rita furiosa trata de oponerse. Emilio le pone encima el abrigo y la cartera. En medio de la confusión de la pareja cruzan dos supuestos taxis. Exaltados hablan simultáneamente.
RITA
¡Déjeme, no sea idiota! Se da cuenta? Se pasaron dos taxis por su culpa...
EMILIO
Pueden pensar que usted es una carnada y que somos unos asaltantes... O que usted es una prostituta y con este problema que tenemos aquí...
RITA
(Histérica). Cómo? ¡No sea grosero, señor! ¡A mí me respeta! Cómo me va a tratar de prostituta? ¿Acaso yo le he dado motivos para que me injurie de esa manera? (Llorando)... Dios mío esto es una pesadilla, yo no sé lo que estoy haciendo aquí... tratando de ayudarlo a usted a salir de ese problema. Yo debería estar en mi casa con mi marido y mis hijos... (Cambiando de actitud). De una vez por todas, qué vamos a hacer señor?
EMILIO
(Desconcertado)... No sé... Pero no le parece que esto es muy... muy raro?
RITA
Sí... como un sueño... pero ahí están. Son reales y usted los tiene en sus manos y...
EMILIO
¡Claro! Reales. ¡Eso es! Usted lo ha dicho.
RITA
Cómo?
EMILIO
¡Una celada!
RITA
Una qué?
EMILIO
Un enredijo muy raro en el cuál nos están queriendo meter.
RITA
Quienes?
EMILIO
Cómo voy a saber? Pero usted lo dijo:
reales. Esa es la clave.
RITA
Cuál clave? No entiendo.
EMILIO
Porque es muy raro... si son reales en este sitio.. Aunque también puede ser. No le parece?
RITA
Qué cosa?
EMILIO
Si. Usted no ha escuchado en estos días noticias sobre estos asuntos?
RITA
No. Yo no me entero mucho de noticias. Pero explíqueme qué es lo que quiere decir señor!. (Emilio hace un gesto y mira a su alrededor)... Usted cree que... no son de verdad?
EMILIO
No. Yo no he dicho eso. Claro, no estoy muy seguro porque... es muy extraño que...
RITA
(Se acerca al hombre). Está bien. Tomemos entonces una decisión. Arriesguémonos y nos vamos caminando con calma como si no pasara nada, como si fuéramos del lugar. Es menos sospechoso si yo llevo la cartera. (La toma y la cuelga de su hombro, tratando de camuflarla con la suya. Agarra a Emilio del brazo y pausadamente se marchan). En el camino miramos, si son reales maravilloso y si no, los dejamos por ahí. Nada tenemos nada perdimos y el sueño ha terminado. (Salen).
Se escucha el sonido de unas sirenas. La pareja asustada regresa corriendo. Indecisos dan vuelta en el paradero y salen corriendo en dirección contraria. Regresan al instante y se arrinconan abrazados en una esquina del paradero. Un hombre se acerca al paradero protegiéndose de la lluvia. Antes de entrar mira a la pareja con cierto recelo. Ellos simulan calma. Luego de entrar al paradero el hombre sacude sus ropas y busca en sus bolsillos algún papel. Se acerca a la pareja preguntando algo en tono bajo. Los dos se intimidan. Emilio responde agresivamente.
EMILIO
Qué es la joda? Qué le pasa?
HOMBRE
(Sorprendido y en actitud defensiva). Cómo así? Qué le pasa caballero? Yo sólo estaba preguntando
EMILIO
(Confundido y atemorizado). No venga a molestar que nosotros no nos estamos metiendo con nadie!.
HOMBRE
Y a este güevón qué le pasa?
RITA
(Que ha estado agarrada a un brazo de Emilio tratando de calmarlo, se interpone entre los dos hombres). ¡ Por favor, cálmese señor! Nosotros no tenemos nada que ver con ese problema.
HOMBRE
¡Yo estoy calmado señora! El alborotado es el ciudadano este. Cuál es la melcocha aquí?
RITA
(Angustiada y a punto de llorar). Ninguna melcocha señor. Le aseguro que nosotros somos personas decentes que tenemos una familia, un hogar...
HOMBRE
Yo también soy decente y tengo familia, pero qué es la joda con el hombre?
Rita se pone a llorar sobre el hombro de Emilio, este vuelve a salir en actitud agresiva hacia el hombre.
EMILIO
¡Ya, ya, señor! Qué es lo que quiere? Se da cuenta de lo que ha hecho?
HOMBRE
Cómo así? Está loco? ¡No me la venga a montar, no se rebote que se busca problemas!
RITA
(Vuelve a interceder enfáticamente). ¡Un momento señor! ¡Respete! ¡ Respete que nosotros no queremos problemas!
HOMBRE
¡Ustedes son los que tienen que respetar! Este es un sitio público, o no? Me la van a figurar de qué?
RITA
Esto es como un mal entendido porque... yo soy una señora, usted se puede dar cuenta y, bueno, estoy aquí con el señor... Rubén, por el asunto este del aguacero que nos tiene trancados a todos, pero nosotros no tenemos nada que ver.., con nada. Es decir, ya estábamos pensando en irnos...
EMILIO
(Interviene queriendo callar a la mujer). ¡Esperanza, no más! Deje tranquilo al señor que... es alguien muy correcto... (Al hombre). Sí caballero, excuse pero es que con este ajetreo todo el mundo se confunde... pero . . .nosotros vamos a esperar unos cinco minutos más a ver sí... y si no... En todo caso, buenas noches señor. Que le vaya muy bien...
El hombre desconcertado mira hacia uno y otro lado. Se recompone y se marcha.
HOMBRE
(Antes de salir se detiene un instante)... En todo caso perdonen... (Bajo) No me joda... (Sale.)
La pareja queda abrazada en una esquina del paradero. Rita se suelta del hombre.
RITA
(Entregándole la cartera). Yo no me llamo Esperanza. Rita Escalante de Barón, mucho gusto.
EMILIO
(Le recibe la cartera y le extiende la mano). Yo tampoco soy Rubén... Emilio Yañez, para servirle.
Se miran con desconcierto y desilusión, también a la cartera que él sostiene a distancia. Emilio se desplaza con lentitud hacia el lugar donde estaba la cartera para dejarla allí. Mira a la mujer tratando de encontrar una negativa. Finalmente la deja cubriéndola con el periódico que lleva en su bolsillo. Los dos caminan apesadumbrados en dirección contraria a la tomada por el hombre del incidente.
EMILIO
(En tono muy bajo)... Sí. Cierto?... Reales o no reales... hoy no era nuestro día... porque figurar en un periódico.., muerto en la calle en cualquier circunstancia... o peor aún, con una placa en el pecho reseñado en una cárcel...
RITA
(Detiene a Emilio). ¡Ay señor, un momento! Creo que la embarré. (Abre su cartera y se la enseña).
El hombre anterior regresa al paradero. Observa a la pareja a distancia y se para en una esquina del paradero mirando hacia la avenida.
EMILIO
(Indignado). Pero, cómo fue a hacer eso señora?
RITA
(Muy nerviosa). Le aseguro que fue sin querer. No sé cómo ocurrió en medio de la confusión. Pero... no creo que se note mucho, no le parece?
EMILIO
Está loca? Esto es muy peligroso!
RITA
Entonces qué hacemos?
EMILIO
Vaya rápido y deje eso allá donde estaba.
RITA
Seguro? Pero me espera aquí Emilio, por favor...
Rita corre hacia el paradero. El hombre allí gira frente a ella al sentirla llegar. Rita se detiene atemorizada. Sin moverse da vuelta, extendiendo suplicante su mano hacia Emilio, este desde su lugar también se la extiende. Los tres personajes quedan congelados.

— Sale la luz—



II. FRAGMENTO
EL INQUILINO
DÍA PRIMERO: LA LLEGADA

En la noche, un joven llega portando un pequeño y escuálido maletín frente al portal de una mansión. Asombrado la observa. Se acerca y acciona el timbre un par de veces. En un lugar al interior de la casa, aparece una adusta mujer madura. Se desplaza al sitio donde se encuentra el citófono y responde con cierta tensión y nerviosismo.
EMILY
(En alemán). Ya?... ¡Guten Tag!... Quién está allí?
ALEXANDER
(A través del citófono)... Soy yo señora.
EMILY
¡No sé quién es usted!
ALEXANDER
(Ríe) Estoy interesado en la habitación señora.
EMILY
(Mantiene un silencio). Viene usted por la agencia?
ALEXANDER
Por la agencia?... Sí claro, por la agencia (Ríe).
EMILY
Llega usted solo? (El joven no responde) No me escucha? ¡He dicho si viene solo!
ALEXANDER
Solo? (Ríe). Claro, solo. Estoy solo...
Emily deja el citófono. Duda un poco. En su idioma, habla en tono bajo para sí. Recompone su vestimenta e inicia desde el segundo nivel de la casa un laberíntico desplazamiento hasta llegar a la puerta de entrada. Con recelo se decide a mirar al exterior a través de un imperceptible visillo en la puerta. Allí encuentra al joven que intrigado espera.
EMILY
(A través de la puerta). Supongo que usted es estudiante como dice en las indicaciones.
ALEXANDER
Estudiante? Sí, exactamente. Estudiante.
EMILY
¿Puedo ver su carné?
ALEXANDER
(Confundido).¿ El... carné? No lo tengo aún porque... es decir, soy estudiante, pero justamente apenas voy a entrar a estudiar, entonces...
EMILY
Bueno, no importa. Otro documento cualquiera donde certifique que usted...
ALEXANDER
Sí, claro. Aquí tengo la copia de la matrícula donde dice...

EMILY
(Extendiendo su mano a través de una ranura en la puerta). Y la carta de la agencia también.
ALEXANDER
(Pasándole los papeles a la dama). Sí, la carta de la agencia y mis documentos de identificación. (Ríe).

La mujer observa los documentos. Le da una ojeada a l joven por el visillo. Le devuelve los papeles. Un poco molesta y confundida comenta bajo en su idioma. Luego procede a abrir la puerta provista de varios cerrojos, guardas y candados. Una vez la puerta abierta los dos se miran con recelo.
EMILY
¿Y bien?
ALEXANDER
(Con timidez)... Lo de la habitación.
EMILY
Ya lo sé. (Le indica que puede seguir pero Alexander ha quedado inmovilizado). Qué le pasa joven? Tiene algún problema o no me hago entender?
ALEXANDER
No, no. Es decir, sí... (Entra. Ella cierra la puerta con todas sus guardas y candados. El joven mira absorto al interior de la casa).
EMILY
Puede quitar sus zapatos. (Alexander se sorprende)... No comprende joven? Dije que puede quitar sus zapatos. (El joven confundido lo hace. Ella lo observa en detalle, luego le extiende una bolsa plástica para guardar los zapatos). No soporto el polvo. Si hay una cosa que no soporto es l! polvo. Francamente. (El asiente)... Yo soy alemana.
ALEXANDER
(Extiende su mano). Yo soy Alexander señora. Alexander Villamizar, mucho gusto. Estoy encantado de conocerla, usted me ha parecido una persona tan...
EMILY
(Cortante). Yo no puedo parecerle nada joven, porque usted no me conoce.
ALEXANDER
(Queriendo hacer un chiste). Pero si acabo de conocerla, cierto? (Ríe).
EMILY
(Fría sin comprender, dice algo bajo en alemán)...Bien, sigamos.(Inicia un recorrido para enseñarle la casa). Hay que ser muy vigilante con la luz, es muy cara en este sector de la ciudad. (Alexander se ha detenido, observando algo que llama su atención. Ella se devuelve molesta). Por qué se ha detenido, observando algo que llama su atención. Ella se devuelve molesta). Por qué se detiene joven? He dicho que me siga. (continúa) .
ALEXANDER
.......Sí... sólo estaba admirando. (La sigue). Esta casa es tan...
EMILY
Le decía que hay que cuidar mucho con la luz...
ALEXANDER
Sí, claro. Aquí debe ser muy cara.
EMILY
Así es. Por acá es el patio.
ALEXANDER
¡Que patio tan grande! Hay perros?
EMILY
No hay perros en esta casa... Y esta es la cocina.
ALEXANDER
(Asombrado). ¡Qué cocina tan amplia! Es muy bonita. Yo nunca había visto una cocina así de...
EMILY
Ya está bien joven. Es sólo una cocina (Continúan). Aquí es el salón comedor.
ALEXANDER
(Cada vez más admirado). ¡Qué maravilla de casa señora! Tiene usted unas cosas tan antiguas y maravillosas que...
EMILY
No son necesarias adulaciones
ALEXANDER
¡Se lo aseguro señora! Parece un museo. Con unos contrastes tan diferentes que...
EMILY
(Seca). ¡No son necesarias adulaciones! Francamente... Cuánto tiempo piensa tomar la habitación?
ALEXANDER
(Dudando). En tiempo... no sé, todo depende... unos cuantos meses.
EMILY
Pero cuánto son esos meses?
ALEXANDER
Bueno.., pueden ser cuatro... de pronto seis o siete... es decir... y usted sabe, todo es tan relativo...
EMILY
(Desconcertada). ¡No me habla de relativos joven! Estoy preguntando, cuántos meses piensa tomar la habitación. No comprende? (Molesta, dice algo bajo en alemán).
ALEXANDER
(Intimidado). Sí... bueno, en principio seis meses (En tono bajo para sí). O tal vez siete, ocho (A la señora). No, creo que mejor siete, aproximadamente.
EMILY
(Enfática). ¡No entiendo joven! Siete, ocho o seis, no es lo mismo. Cuántos meses exactamente?
ALEXANDER
Esta bien... Entonces siete, sí. Creo que siete, sí...
EMILY
(Reniega bajo en alemán)... Siete meses. Bien, siete. (Continúan el recorrido)... Y qué está estudiando?
ALEXANDER
Aún no. Es decir, voy a empezar... Antropología, sí... Antropología.
EMILY
(Se da vuelta y lo mira a los ojos un poco más amable)... Antropología?... Qué interesante.
ALEXANDER
(Contrito) Lo mismo decía mi madre... (Solloza)
EMILY
Qué pasa joven?
ALEXANDER
Nada... es por mi madre que...
EMILY
Comprendo... Pero no hay que llorar por los muertos. Francamente.(Continúa el recorrido).
Alexander se detiene atraído por la visión de una joven que cruza fugazmente por algún lugar al fondo de la casa. Emily vuelve a buscarlo. La joven ya ha desaparecido. Alexander desconcertado trata de explicarle con señas. Van a otro lugar.
EMILY
(Abre una puerta tan sólo un poco y la cierra enseguida con llave). Este es el dishing room.
ALEXANDER
Cómo?
EMILY
Es un salón. Siempre permanece cerrado. (Observa el escaso equipaje del muchacho). Y eso es todo lo suyo joven? (Alexander no sabe qué responder). Todo lo que trae para vivir aquí?
ALEXANDER
Por ahora sí, pero en dos o tres días...
EMILY
(Exaltada). ¡No joven! ¡No! ¡Yo no tolero el mugre! ¿Comprende? ¡La suciedad, no!
ALEXANDER
Claro señora yo tampoco, pero...
EMILY
¡No resisto el polvo, los malos olores y todas esas porquerías! Si hay algo que me obsesiona es la higiene
ALEXANDER
(Angustiado). Cálmese señora, yo entiendo exactamente...

Los dos parlamentos que siguen van simultáneos.

EMILY
(Habla en alemán y en español). ¡Nadie entiende exactamente! Hay que cambiarse la ropa cada día después de lavarse muy bien todas las partes, para estar limpio y tener una buena apariencia, lucir decente. ¿Cómo hago para que me comprenda joven? Y usted con esa ridícula bolsa.
ALEXANDER
Tiene razón, yo también pienso lo mismo. Estoy acostumbrado como toda la gente a bañarme muy bien todos los días, a cepillarme los dientes después de cada comida, a tener las uñas limpias, cambiarme a diario de ropa y todo lo demás como la gente decente. Soy una persona pulcra, le aseguro. Eso fue algo que siempre me inculcó mi madre. Tan sólo entienda que en dos, tres o cuatro días a más tardar me estarán enviando todo mi equipaje, todo...
EMILY
(Cambia de actitud. Se da vuelta y le extiende la mano). Bien. Usted luce una persona muy correcta.
ALEXANDER
(Desconcertado)... Y usted me parece tan exacta señora.
EMILY
Sigamos. (Suben una escalera)...¿Y cómo es su nombre?
ALEXANDER
Alexander. Alexander Villamizar.
EMILY
(Se detiene y de nuevo lo mira intrigada). Alexander?... Puedo llamarle Alex?
ALEXANDER
Si usted cree...

EMILY
Me gustaría... (Continúan el ascenso). Estudiante. Y qué está estudiando?
ALEXANDER
Antropología. Es decir voy a empezar...
EMILY
Antropología... Qué interesante... Aquí es el segundo nivel. Allí es mi habitación, ¡Privada! ¿Me entiende? ¡Pri-va-da!
ALEXANDER
Yo soy muy respetuoso.
EMILY
No estoy preguntando.
ALEXANDER
Dígame una cosa señora? Usted sola hace la limpieza de toda esta casa?
EMILY
(Cortante). ¡Así es!
ALEXANDER
Es usted una mujer muy vital. Se ve tan...
EMILY
(Le desconcierta el cumplido. Sigue hacia el baño y abre la puerta). El cuarto de baño.
ALEXANDER
(Entra). ¡Qué belleza!
EMILY
Su habitación no tiene baño privado.
ALEXANDER
Tiene tina y entra mucha luz.
EMILY
Tenemos que compartirlo.
ALEXANDER
¡Es una maravilla! Yo no tengo ningún problema señora. (Salen. El está muy entusiasmado).
EMILY
(Abre la puerta de otro cuarto). Y esta sería su habitación. (Abre la ventana). Tiene mucha luz, aire, limpieza....


ALEXANDER
(Emocionado). ¡Estupendo! ¿Quién puede pedir algo mejor? El sol entra por allí, no es cierto? Ubiquémonos oriente, occidente, norte... Es así? Bueno, eso lo iré descubriendo. Esto era lo que yo buscaba... Aquí podría poner mis libros... (Ella parada en la puerta repite en un tono más bajo algo de lo que el joven va diciendo). En este lugar mi escritorio queda muy bien. Este ángulo es preciso para la mesita de noche, con mi radio que es pequeñito y el reloj despertador. Acá una lamparita y la foto de mi madre, sí. Allá el canasto de la ropa sucia y allí la limpia, claro. Y este espacio para mi camita, sí, mi camita... (Encuentra un portarretrato). Esta joven de la fotografía es usted?
EMILY
(Sorprendida). ¡Dame eso acá! (Alexander le entrega el retrato. Ella nerviosa lo toma contra sí. Dice algo bajo en alemán). Es mi hija.
ALEXANDER
Su hija? Es muy linda. Se parece a la señora.
EMILY
Bueno, creo que usted estaría muy bien aquí para sus estudios de Antropología.
ALEXANDER
Tiene razón.
EMILY
Es una gran habitación por cuarenta y cinco mil pesos mensuales.
ALEXANDER
¿Cómo dice? ¿Cuarenta y cinco mil pesos? No, no señora, imposible. (Toma sus cosas y emprende el camino de regreso). La habitación es hermosa, amplia, luz, espacio para mis libros y todo lo demás, pero yo no puedo pagar esa suma.
EMILY
(Sigue tras él hablando en alemán. Alexander no ha llegado al primer nivel y la dama con un enérgico grito lo detiene). ¡Achtum!...
Treinta y cinco mil pesos, puede ser... (Avanza un poco). Con alimentación.
ALEXANDER
(Se da vuelta)... Con alimentación? Me parece muy bien.
EMILY
Hablando la gente se entiende.

Reinician el recorrido de la secuencia anterior, con las mismas acciones y más o menos los mismos parlamentos. Se omite el encuentro del portarretrato. Sobre el final del parlamento de Alexander en su habitación, Emily sale y se dirige a la suya.

SEGUNDA JORNADA: EL TE

En la madrugada, se escucha al exterior de la casa el sonido de un carro de basura. También puede verse reflejada su luz. Emily está en la cocina. Se pone unos guantes y un protector para su boca y nariz. Sale de la cocina con dos bolsas de basura hacia la puerta de entrada. Abre todas las guardas y después de mirar con cautela a uno y otro lado las saca al exterior. Regresa prontamente y cierra sus puertas. Vuelve a la cocina y sale.Hay un cambio de atmósfera. Emily, desde el salón en el primer piso.
EMILY
Alex!... ¡Alexander!... Quieres tomar un té?
ALEXANDER
(Sólo se le escucha mascullar algo. Sale de su habitación y desde el segundo nivel se acerca a la baranda). Señora?

EMILY
¿Quieres tomar un té Alex?
ALEXANDER
(Duda)... ¿Té?... Bueno, sí, gracias.
EMILY
¿Con azúcar?
ALEXANDER
Azúcar? Sí... Digo, no, claro que no. Enseguida bajo. (Vuelve a su cuarto).

Emily va a la cocina. Tararea alguna canción. Está eufórica. Lleva a la mesa la bandeja con el té y sus adminículos.

ALEXANDER
(Bajando por la escalera). Buenos días doña Emily.
EMILY
Buenos días Alexander... Creo que no has roncado anoche.
ALEXANDER
¿No?... Sí, es cierto. No he roncado anoche. (Ríe. Llega al salón comedor).

EMILY
Está funcionando el sistema... ¿Te gusta el té?

ALEXANDER
Bueno... en general no pero... en realidad si, me gusta.
EMILY
Eso está muy bien. ¿Azúcar?
ALEXANDER
¡No! Azúcar no, gracias.
EMILY
¿Algo de leche?
ALEXANDER
No. La leche me hace daño para...
EMILY
Claro, el té se toma sin leche. No comprendo por qué aquí... (Ríe y continúa hablando en alemán).
ALEXANDER
Así es... Qué aroma.
EMILY
Exquisito,¿cierto? Yo no soporto los malos olores. Francamente (Abre una cajita). Alexander, esta es mi cucharita, ¿la ves? Es la verde con las ranuritas. Tú puedes escoger entre la azul o la amarilla.
ALEXANDER
(Hace un juego para escoger)... ¡La amarillita! (Se ríen).
EMILY
¿Azúcar?
ALEXANDER
Dos, gracias. (Ríen de nuevo).
EMILY
Siempre es muy importante el dulce.
Beben el té con deleite, miradas y sonrisas. Ella vuelve a tararear su melodía. Luego recoge todo y lo lleva a la cocina. Entre tanto él observa con curiosidad un cuadro en una pared del salón.

ALEXANDER
...Y el caballero en la pintura …¿quién és? Tiene una mirada... inquietante. Y ese porte. Parece como de otra época.

Emily se crispa ante la pregunta. Sale de la cocina con una expresión severa en su rostro, mirando el cuadro y luego al joven. Se dirige a él caminando despacio. Alexander la percibe y se da vuelta quedando desconcertado ante la actitud y mirada de la señora. Se levanta de la silla y retrocede intimidado. Emily se acerca a él mirándolo fijamente.
EMILY
¡Joven! ¿Qué tiene su cara? Esa palidez y color de sus ojos sin brillo... ¡Falta vitamina, mucha vitamina! ¡Tiene que comer zanahoria! ¿Me comprende? ¡Mucha zanahoria! Es muy buena para la vista y también para la expresión del rostro.
ALEXANDER
(Desconcertado)... Zanahoria, sí, ahora recuerdo, mi madre siempre me hablaba de la zanahoria.
EMILY
Eso ya no importa.

Emily sigue hablando muy rápido, cortando cada frase. Alexander sube a su habitación repitiendo como autómata las frases que dice la dama, recoge sus libros y desciende la escalera en dirección a la puerta. Emily va al segundo nivel y continúa hablando atropelladamente. Los dos hablan al unísono en una especie de canon.
EMILY
Mucha zanahoria. No leche. No polvo. Exquisito el té. No mugre. Dos de azúcar. Zanahoria. No visitas. Privado. No escándalos. Compartido el baño. Mucho dulce. Zanahoria para la vista. No mujeres. No polvo. Privado. Siempre limpio. Puntual. No escándalos. Zanahoria. Temprano. Dos de azúcar.

Alexander ha salido a la calle y Emily ha entrado a su habitación. Luego de un silencio suena sin parar el timbre de la casa. Emily asustada sale de su habitación y se dirige al citófono.

EMILY
¿Quién es allí?... ¿Eres tú Alex?... ¿Qué ha pasado Alexander?... (Maldice en alemán). Quién está allí jodiendo otra vez? (Exaltada y hablando en alemán baja las escaleras, atraviesa los pasillos y llega a la puerta de entrada abriéndola con temor. El timbre ha seguido sonando. Mira al exterior hacia uno y otro lado y despega una cinta pegada al timbre). ¿Qué es que quieren conmigo, miserables de mierda?... ¡No! ¡No me van a enloquecer!... (Se escucha el sonido de un vidrio que le rompen de una pedrada. Corre a un lado de la casa. Descompuesta mira al horizonte sin percibir a nadie. Está nerviosa y energúmena). ¡Canallas! ¿Por qué se esconden de mí? ¡Yo no he hecho nada a nadie!... cobardes! (Vuelve a la puerta de su casa protegiéndose allí). ¡Yo no estoy sola si eso es lo que creen! ¡Yo no estoy sola! ¡Perros miserables!... ¿Qué tienen contra esta mujer? (Empieza a cerrar sus puertas). No le hago mal a nadie. Por qué no puedo vivir en paz?... ¡Yo no me voy a ir de aquí!... ¡No me voy a ir!... ¡Perros, sicarios!... (Totalmente descompuesta asegura muy bien la puerta con todas las guardas. Con un profundo sentimiento de ira e impotencia se desplaza sollozando a su habitación. Habla bajo en alemán y español).


TERCERA JORNADA: EL BAÑO

En la habitación de Alexander se escucha un reloj despertador. El joven abre la ventana y mira al exterior. Emily en su dormitorio tararea una melodía. Alexander sale vistiendo una bata de baño y pantuflas, lleva una toalla y el cepillo de dientes en su boca. Va hacia el cuarto de baño pero se detiene escuchando la melodía que Emily entona en su habitación. Sin poder vencer la curiosidad se acerca cautelosamente hasta la puerta del cuarto. Oye ruidos y se aleja. Lo detiene la visión de la misma joven que fugazmente se le apareciera el día de su llegada a la casa. La joven con lentitud cruza de un lado a otro en el primer nivel. Alexander desde el balcón en el segundo nivel la sigue. La visión de la joven desaparece. Alexander queda desconcertado. Emily sale de su cuarto encontrándose de frente con el joven. Tan sólo viste una delicada y sutil bata de dormir. Ella queda paralizada tratando de cubrirse con las manos. Alexander sorprendido trata de no mirarla.
EMILY
¿Alex… Qué es esto?
ALEXANDER
Doña Emily... Excúseme. Yo sólo salía.., es decir me disponía...
EMILY
¡No! ¡Esto no puede ser Alex!
ALEXANDER
Claro que no. Pero yo no quería...
EMILY
Se supone que es muy temprano.
ALEXANDER
Sí pero hoy tenía que levantarme antes porque...
EMILY
¡No Alex! Cómo es posible que tú... (Corre a su habitación hablando algo en alemán).
ALEXANDER
(Angustiado). ¡Doña Emily discúlpeme, yo no pretendía!... Si quiere siga usted primero... Yo puedo esperar... (Recrimina su torpeza y luego se decide a entrar al baño, allí se acicala y sale con prevención).

Emily sale de su habitación ahora cubierta con una pesada bata. Se encuentran y de soslayo se miran con algunos gestos de cortesía. El joven entra a su dormitorio y la señora al baño. Frente al espejo mira su rostro fija y severamente. Con tristeza lo acaricia diciendo algo bajo en alemán. Entre tanto Alexander sale de su cuarto con sus libros y desciende las escaleras. Emily ha salido del baño va a su habitación. El joven con curiosidad mira hacia el segundo piso. Se dirige a la puerta de entrada y de pronto escucha el sonido del camión de la basura. Se da cuenta de su olvido y corre a la cocina, saliendo de allí con un par de bolsas de basura. Presuroso abre la puerta pero en ese momento el camión se marcha. Indeciso queda en la entrada con las bolsas. Cierra la puerta, mira a uno y otro lado y las arroja lejos con picardía. Se marcha en dirección contraria.







CUARTA JORNADA: LA COMIDA
Emily se encuentra en la cocina preparando una comida. Su semblante es jovial. Alexander llega de la calle cargando unos paquetes de compras, abre la puerta y entra a la casa.
EMILY
¿Alexander?... ¿Eres tú Alex?
ALEXANDER
(Cerrando la puerta). ¡Sí, soy yo doña Emily, al fin llegué!
EMILY
Te has tardado un poco.
ALEXANDER
El transporte estaba complicadísimo. (Va al comedor).
EMILY
Espero que hayas traído todo. ¿Encontraste el té?
ALEXANDER
Eh... bueno, es decir, conseguí todo menos el té
EMILY
(Habla algo en alemán).
ALEXANDER
Esto huele delicioso doña Emily.
EMILY
¿Te parece Alex? (Ríe). Apenas estoy preparando los ingredientes.
ALEXANDER
(Riendo). Entonces debe ser psicológico. La intuición de que este va a ser un banquete maravilloso.
EMILY
No hay que exagerar. Es solo una comida... afectuosamente por cierto (Ríe y desde la cocina se asoma al comedor). ¡Alex! Veo que has estado de compras para tu cumpleaños. (Se acerca a él). Esa chaqueta está de moda y te queda muy bien. (Alexander orgulloso la luce para ella). Y esa cachucha, también va. Además controla ese pelo rebelde que tienes. (Los dos ríen. Alexander tímidamente se mueve de un lado a otro presumiendo de sus compras).
EMILY
Todo muy bien Alex pero estoy esperando la sal allí en la cocina.
ALEXANDER
¿La sal? ¡Claro, listo! (Recoge los paquetes y los lleva a la cocina. La señora lo sigue).
EMILY
Alexander, ¿ves esas moscas negras?... ¿Tú has sacado las bolsas de la basura exactamente?
ALEXANDER
(Desconcertado)... Si... Yo he sacado la basura...
EMILY
Aquí hay un papel donde está escrito los días y horas exactas en que pasa el camión de las basuras,¿recuerdas? (El joven asiente). Es que has sacado las bolsas después que ha pasado el camión?
ALEXANDER
(Intimidado)... Bueno, tal vez no me di cuenta.
EMILY
(Severa). ¡Hay que darse cuenta a todo Alex! Los malditos perros de esta ciudad han despedazado las bolsas y afuera ha quedado toda una inmundicia y estas horribles moscas negras han entrado a mi cocina y no puedo sacarlas. ¡No lo soporto!
ALEXANDER
Excúseme doña Emily, no sé qué me ha pasado. Yo trato de...
EMILY
¡Hay que darse cuenta a todas las cosas Alex! Francamente.
ALEXANDER
...Tiene razón. Le aseguro que no volverá a pasar.
EMILY
(Cambia de actitud). Claro Alex. Es terrible.
ALEXANDER
(Inquieto, mira de un lado a otro hacia el salón). Lo que pasa doña Emily es que no sé, aquí hay algo que me inquieta pero que...
EMILY
(Lo mira intrigada). ¿Qué cosa es que te inquieta Alex?
ALEXANDER
No....en realidad no es nada... son como suposiciones, creo yo. (Riendo). Bobadas...
EMILY
(También ríe). ¿Sí, aquí le llaman cucarachas en la cabeza, no es cierto? (Los dos ríen. Ella comenta algo en alemán).
ALEXANDER
(Un poco nervioso)... Bueno, no puedo quedarme aquí viéndola... podemos cocinar juntos, yo puedo ayudarle.
EMILY
¿Tú sabes cocinar Alex? ¿Acaso conoces cómo preparar esto?
ALEXANDER
....Yo... tiene razón, no sé por qué lo dije.
EMILY
Gracias, pero sólo colabora en lo que te indique. Llena una olla de agua, medio nivel y colócala al fuego.
ALEXANDER
¡ Listo! (Busca la olla y la pone a llenar. Luego se queda mirando lo que ella hace). Que bien corta usted esos cuadraditos, tan perfectos, y tan lindo que se ve el color de todas las verduras juntas.
EMILY
(Lo mira). ¿Eres muy sensible, cierto?
ALEXANDER
(Se avergüenza y no sabe qué decir)... Es una maravilla tener una cocina tan grande y acogedora, hasta se puede hacer visita aquí... Pero dígame, en realidad ¿nadie le ayuda en la limpieza de esta casa tan grande doña Emily?
EMILY
(Cortante). ¡El agua Alex! ¡Has dejado botar el agua!.
ALEXANDER
(Se asusta con el grito y cierra la llave). Otra vez me distraje. Pero no hay problema, se hace así y queda media olla de agua. (Bota el agua sobrante en el lavaplatos).
EMILY
(Se frunce de la ira). ¡Sí hay problema Alexander!! ¡Claro que hay problema! (Dice algo en alemán).
ALEXANDER
(Sorprendido)... Es usted tan exacta doña Emily.
EMILY
(Se recompone) No lo sé Bien, ahora ponle un poco de sal al agua.

ALEXANDER
¿Dos o tres cucharadas está bien?
EMILY
....Puede ser, algo así más o menos. También agrégale algo de pimienta y garlik powder.
ALEXANDER
¡Listo! (Busca los condimentos). Pimienta y... garlik powder, aquí están. En que proporción?
EMILY
Bueno ... aproximadamente un poco. La justa proporción.
ALEXANDER
(Ríe). Claro, la justa proporción. Eso es algo que se va como intuyendo, ¿cierto? (Emily ríe)... Usted cocina con una habilidad que me recuerda a mí madre. Ella lo hacía con tanto amor.
EMILY
(Lo mira y lo toma del rostro). También eres muy sentimental... Pero no hay que llorar por los muertos. (Dice algo en alemán).
ALEXANDER
¿Cómo?
EMILY
No importa AIex... Bien, ahora la esencia. iLa carne! Préstame un cuchillo del segundo cajón a la derecha.
ALEXANDER
¡Listo! (Busca en el cajón y luego esgrime frente a Emily dos gruesos cuchillos). Cuál de estos prefiere?
EMILY
(Grita aterrorizada). ¡Quieto Alex! ¡No hagas eso por favor! ¿Por qué? ¡No lo vayas a hacer! (Alexander queda paralizado ante los gritos de la señora. Ella cae en cuenta del malentendido)... Oh, Alexander. Excúsame pero es que... No hagas eso nunca Alex. (Se ríe con nerviosismo)... Nunca... Bueno, entonces prefiero este para la carne. (Toma uno de los cuchillos). Aunque nunca quisiera tener uno de estos dentro de la mía. (Ríe con exageración. Alexander apenas se sonríe sin comprender muy bien el comentario). Era sólo un chiste Alex, como ustedes dicen acá. (Vuelve a reír).
ALEXANDER
(También riendo). Sí, un chiste alemán...
EMILY
(Ríe). A mí me encantan los chistes, el sentido del humor.
ALEXANDER
(Finge reír)... Sí, son muy buenos. A mí también...
EMILY
Préstame ahora un aceite de olivas. Arriba en el estante.
ALEXANDER
(Abre la puerta de un estante). ¡Qué cantidad de aceites doña Emily! ¡ Aceite natural, animal, vegetal, aceite de ajonjolí, de hígado de bacalao, aceite de tiburón, increíble!.
EMILY
Tiene una etiqueta en alemán.
ALEXANDER
(Busca en otro estante). ¡Yo nunca había visto tantas salsas! Tártara, rosada, negra, inglesa, de vechamel. Esto es... jengibre. Y aquí... (Toma un frasco extraño que le llama la atención). Este debe ser su aceite especial. (Se lo enseña a Emily).
EMILY
(Grita aterrorizada al ver al joven con el frasco en sus manos). ¡Alex! ¿Qué has hecho? (Alexander queda paralizado). Qué haces con eso en tus manos? (Le quita el frasco y lo toma con celo).
ALEXANDER
...No sé, usted me dijo que...
EMILY
(Descompuesta y fuera de sí). ¡Yo no he dicho nada!... ¡Silencio Alexander! Sí tal vez dije algo... ¡pero no que…que tomaras ésto! (Maldice en alemán). ¿De dónde lo has sacado Alex?
(Alexander desconcertado le indica con un gesto. Ella reniega en alemán, dándose cuenta del descuido de haber dejado el estante sin llave. Casi llorando y furiosa consigo misma). ¿Cómo es posible?... Se supone que siempre... (Continúa hablando en alemán).
ALEXANDER
(Con prudencia intenta acercarse a la señora). Doña Emily no entiendo, pero si he hecho algo malo...
EMILY
¡No te me acerques Alexander! ¡No te acerques a mí!

Alexander corre despavorido al comedor. Emily llorando y maldiciendo en alemán sale por la otra puerta de la cocina.

ALEXANDER
(Se acerca a la cocina)... Doña Emily, entonces lo de la comida... (No encuentra respuesta. Vuelve al salón, moviéndose de un lado a otro sin entender lo que ha ocurrido. De pronto toma sus libros de la mesa y sale a la calle).

QUINTA JORNADA : LA EMBRIAGUEZ

Se escucha suave, la misma sinfonía para piano de Schubert con la que se inicia este fragmento. Emily sale de la cocina al salón comedor, tan sólo ataviada por una transparente y delicada bata de noche. Lleva en una mano un candelabro con velas encendidas y en la otra la misma botella causante del incidente con Alex en el cuadro anterior. Se desplaza con levedad, casi como danzando. Está transportada. Emite suave algunas frases en alemán y también en otra lengua extraña. Se sienta a la mesa. Sirve dos copas del bebedizo de la botella y bebe de una de ellas evidenciandose su efecto.

EMILY
(Combinando frases en alemán, español y otra lengua cifrada)
....Una cabeza humana que viene lento del olvido, este aire se detiene... Sus miradas están lentas... Quiero partir en dos este sueño... Sí, una parte para el dolor... y la otra... Quiero encontrar aunque sea una imagen borrosa, algo...

Entre tanto, Alexander ha llegado a la puerta de entrada a la casa. Viene embriagado buscando las llaves, lo sorprende desde la ventana de su cuarto, la visión de la joven que efímeramente se le apareciera en anteriores ocasiones. La joven en la ventana se desnuda frente a él. Alexander incrédulo se toma la cabeza y frota sus ojos. La visión desaparece. Entra a la casa y escucha suave lo que habla la señora. En medio de su embriaguez percibe una atmósfera extraña en el lugar. Se acerca al salón encontrando a Emily en trance y ligera de ropas. No sabe si es sueño o realidad. Ella sigue abstraída y no parece darse cuenta de la presencia del joven. De aquí en adelante se desarrolla una ambigua situación entre los dos.
EMILY
No me comprendiste Alex, ¿por qué?
ALEXANDER
...Ay Emily... buenas noches... (Tratando de excusarse). Yo nunca he hecho esto porque... yo sé que aquí... Pero usted sabe, los estudian tes a veces, sobre todo en algunos momentos cuando la euforia...
EMILY
(En su trance). Dejo descansar mi cabeza triste en la sombra que llega del ruido de tus zapatos. Y vuelvo…a esa otra margen, como la noche tan grande, para negarte...
ALEXANDER
(En su embriaguez). Yo siempre pensaba que no podía llegar tarde pero... fue inevitable. Allí estaban todos... y ella, que es una especie de tentación juvenil.
EMILY
¿Eres tú Alex? ¿Es cierto eso?
ALEXANDER
.....Sí, claro. Soy yo de carne y hueso.

tomado de la página de la Biblioteca Luis Angel Arango de Bogotá

5 de agosto de 2009

SALUDO DE BIENVENIDA

¡¡HOLA ACTOR Y ACTRICES DE TROZOS Y DESTROZOS!!!


LOS INVITO A TENER ESTE BLOG ACTUALIZADO Y BONITO PARA COMPARTIRLO CON NUESTROS AMIGOS! LOS QUE TENGAN FOTOS PUES A MONTARLAS Y LAS ACTIVIDADES QUE LOGREMOS HACER ESTE AÑO QUE QUEDEN TODAS REGISTRADAS...

UN ABRAZO Y...! A SEGUIR COMIENDO SPAGUETTIS!!!



BELLAS ARTES.
ENTIDAD UNIVERSITARIA


FACULTAD: _________ARTES ESCENICAS_______________
PROGRAMA: ____LIC EN ARTE TEATRAL_______________ SEMESTRE: ____VIII__________________________
SEMINARIO TALLER: MONTAJE III________________
PROFESOR: _____VICTOR HUGO ENRIQUEZ_____________
CÓDIGO: ____________________________________________
INTENSIDAD HORARIA SEMANAL: ___8______________


REQUISITOS: ACTUACION V


MICRODESCRIPCIÓN:
Esta asignatura es la continuación de Actuación V y en ella se desarrollarán escénicamente los postulados del programa de LAT para semestre VIII, es decir el enfrentamiento al problema EL PENSAMIENTO a través de una puesta en escena, en este caso la obra EL TRATADO DE LAS EMOCIONES de Benjamín Galemiri.



OBJETIVO:
Que el estudiante participe en la representación de una partitura escénica teatral donde prepondera el problema de EL PENSAMIENTO como elemento significante en la formación del Licenciado en Arte Teatral.



COMPETENCIAS A DESARROLLAR:

1. Que el estudiante aborde el problema de la interpretación desde la investigación previa sobre los elementos que aborda un texto dramatúrgico complejo.
2. que el estudiante pueda representar e interpretar un texto dramático.
3. que el estudiante construya, a través de ese texto y su universo didascálico, un personaje, entendiendo y estableciendo líneas de acción y pensamiento para el mismo.
4. que el estudiante analice textos dramáticos descubriendo la situación y el cómo se desarrolla la acción dramática del mismo, diferenciando además la acción física de la acción dramática.
5. que el estudiante investigue comprenda el funcionamiento de las didascalias en los textos dramáticos y la puesta en escena.
6. que el estudiante participe en la pre-producción, producción y estreno de la puesta en escena de EL TRATADO DE LAS EMOCIONES

DESARROLLO TEMÁTICO

Sobre una filosofía para lo relativo y lo no tanto.
· El Kybalión: Los principios herméticos y su relación con la existencia
· las Leyes de Morphy: principios cáusticos creados como wikipedia.
· Terminología filosófica.

Sobre el desconocido Benjamìn Galemiri.
· Lectura multipropósito del texto seleccionado.
· La palabra dramática: peripecia, anagnórisis y amartía.
· Acciones físicas y acción dramática.

Hacia una visión imaginaria de El Tratado
· Líneas de acción y pensamiento.
· Construcción del personaje por medio de las acciones físicas.
· Improvisaciones de analogía como apoyo a situaciones específicas.
· Volviendo tangible las didascalias imposibles.
· Puesta en escena de monólogos, diálogos y una escena teatral.



METODOLOGÍA:
· Se seguirá el registro individual de los procesos.
· Se tendrá minucioso seguimiento de la participación diaria.
· Se asignará un reparto desde el principio del semestre.
· Se trabajará como lo propone el plan de estudios, por estudios y tareas
· Se mantendrá contacto por internet a través de un Blog.
· Los estudiantes presentaràn diversas propuestas para personaje y, una vez el director lo considere pertinente, le serà asignada uno para su desarrollo.
· La participación en las comisiones de trabajo es obligatoria y la irresponsabilidad en el cumplimiento de sus tareas será evaluada académica y no disciplinariamente.
· La conservación de un personaje será relativa al buen desempeño durante el semestre y la disciplina demostrada.



SISTEMA DE EVALUACIÓN:



PRIMER PARCIAL ____30%__________________________________________
SEGUNDO PARCIAL __30%__________________________________________
PARCIAL FINAL:­­­­­_____ 40%__________________________________________



LECTURAS BÁSICAS:


DELGADO, Hoover. DIDASCÁLICA. Revista Papel Escena 4. Pág. 56-69. Editorial Bellas Artes, 2004.


GALEMIRI; Benjamín. La trilogía de las emociones. 1. El tratado de los afectos. Pág 35-58.
Revista Teatrae Número 2.

OYARZÚN, Carola; PIÑA Juan Andrés; GUERRERO, Eduardo. Las Dramaturgias de Galemiri. Dossier crítico. Pág. 30-34. Revista Teatrae Número 2.

Infografía.

GUTIÉRREZ MORALES Sergio A. R. Ph. D. Física cuántica y conciencia de la realidad. www.monografías.com

TRIMEGISTO, Hermes. El Kybalión.

VARIOS AUTORES. Las leyes de Morphy.



BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL


PAVIS, Patrice. Diccionario del teatro. Ediciones Paídos, España.
GARCIA SIERRA, Pelayo. Diccionario de Filosofía. http://www.filosofia.org/filomat/